lunes, mayo 01, 2006

WILLIAM BLAKE

http://www.youtube.com/watch?v=NoV8LpjMl7g




http://www.youtube.com/watch?v=FsFwnVAgP1M



Beethoven; el “Himno a la Alegría” de la Novena Sinfonía

La letra pertenece a Schiller, y aquí está:

http://es.wikipedia.org/wiki/Oda_a_la_Alegr%C3%ADa




Un artista realmente especial es William Blake (1757-1827); poeta, visionario, pintor y grabador, todo ello íntimamente unido, Blake escribía poesías y las imprimía, ilustrándolas con grabados que él mismo realizaba. Blake pensaba que los libros debían ser semejantes a los manuscritos medievales en los que el texto y la ilustración aparecían en la misma página. Se le considera como un precursor del simbolismo y del surrealismo y marca el inicio del Romanticismo inglés.

En las obras de Blake se manifiesta su mundo interior; un mundo extraño y fantástico en el que la religión y la mitología tienen un papel fundamental; sobre todo el Antiguo Testamento, con el que parece estar obsesionado.

La obra que encabeza éste post, “El Anciano de los días” abre “Europa, una profecía” (1794) dónde se expresa su condena de la tiranía política y social del siglo XVIII; Blake aborrecía la esclavitud y creía en la igualdad sexual y racial. Varios de sus poemas y pinturas expresan una noción de humanidad universal. Conservó un interés activo en los acontecimientos sociales y políticos durante toda su vida, aunque a menudo forzado a recurrir a disimular el idealismo social y las declaraciones políticas en alegorías místicas protestantes. Blake rechazó toda forma de autoridad impuesta, de hecho fue acusado por pronunciar expresiones sediciosas y de traición contra el Rey aunque fue absuelto.

Podéis leer algunos poemas de Blake aquí:

http://amediavoz.com/blake.htm

La receta que os propongo es la siguiente:

SORBETE DE CHAMPAGNE (O CAVA)

Ingredientes: 1 botella de champagne, 1 Kg de limones, 1 clara batida a punto de nieve, 1 Kg azúcar.

Se exprimen los limones y se pelan las cáscaras finamente dejándolas en maceración durante 1 hora en ½ litro de agua. Se cuela y con el azúcar y el agua de maceración se hace un almíbar medio. Se retira y se deja enfriar. Se añade el zumo de los limones y se mete en el congelador. Una vez congelado, se le añade la botella de champagne y la clara. Se bate todo junto con el batidor. Se sirve en copas anchas adornadas con una rueda de limón.