VIRGO
http://www.youtube.com/watch?v=ENqcaaEPDXw
BSO de "Espartaco".
Para ver mejor la imagen que encabeza el post pinchar aquí:
http://pompeya.desdeinter.net/cgladiadores.html
Continuamos con el banquete de Trimalción y el siguiente plato que se presenta, es el siguiente:
“Virgo: Una estatua de una virgen, con una espiga en la mano y vestida con una túnica de coral, adornada con jade, azurita y turquesas. Las fuentes contenían vulvas de marrana de leche adornadas con flores y manzanas”.
Continuamos con el tema de los gladiadores...
Los altos dignatarios, con el sitio reservado, accedían al recinto cuando ya estaba lleno, momento en que la muchedumbre manifestaba su cercanía o lejanía de los representantes populares. A continuación se sorteaban las parejas de luchadores, se examinaban las armas y se procedía al calentamiento. Cuando estaba todo preparado se iniciaba el combate que solía ser a muerte. Si uno de los luchadores caía, el vencedor se volvía al palco del editor -quien sufragaba los juegos- para que dictara sentencia: el caído podía vivir o morir allí mismo con un simple movimiento de dedo. En muchos casos la valentía con la que se luchaba era un acicate para salvar la vida en este delicado momento.
Pero uno de los principales motivos del espectáculo era la sangre de los gladiadores, que llegó a ser considerada como un remedio para curar la epilepsia. Otra alternativa de lucha era contra animales salvajes, a las que se daba caza en la arena. Los gladiadores eran hombres de diversa condición social. Algunos podían ser personas libres que habían sido condenadas a muerte y que la pena se le había conmutado por este "oficio". También encontramos condenados a trabajos forzados que elegían la lucha para poder obtener la libertad, si mantenían la vida. La mayoría eran esclavos condenados aunque también encontramos alguno alquilado momentáneamente para el juego o un soldado desafortunado que luchaba para obtener lo que las campañas le habían negado.
Todos ellos se formaban en las escuelas de gladiadores donde cada uno se especializaba en una técnica o tipo de armamento ya que los combates enfrentaban a hombres en diferentes tipos de lucha. De esta manera se compensaban los armamentos e incluso los espectadores participaban en el combate avisando a los luchadores de los movimientos de sus adversarios o sugiriendo iniciativas. Para evitar el floreciente mercado de gladiadores, durante el Imperio se crearon centros de formación estatales. Los entrenadores llamados doctores supervisaban los entrenamientos, especializándose cada uno en una técnica particular, siendo habitual que estos puestos los ocuparan gladiadores viejos ya retirados.
“Virgo: Una estatua de una virgen, con una espiga en la mano y vestida con una túnica de coral, adornada con jade, azurita y turquesas. Las fuentes contenían vulvas de marrana de leche adornadas con flores y manzanas”.
Continuamos con el tema de los gladiadores...
Los altos dignatarios, con el sitio reservado, accedían al recinto cuando ya estaba lleno, momento en que la muchedumbre manifestaba su cercanía o lejanía de los representantes populares. A continuación se sorteaban las parejas de luchadores, se examinaban las armas y se procedía al calentamiento. Cuando estaba todo preparado se iniciaba el combate que solía ser a muerte. Si uno de los luchadores caía, el vencedor se volvía al palco del editor -quien sufragaba los juegos- para que dictara sentencia: el caído podía vivir o morir allí mismo con un simple movimiento de dedo. En muchos casos la valentía con la que se luchaba era un acicate para salvar la vida en este delicado momento.
Pero uno de los principales motivos del espectáculo era la sangre de los gladiadores, que llegó a ser considerada como un remedio para curar la epilepsia. Otra alternativa de lucha era contra animales salvajes, a las que se daba caza en la arena. Los gladiadores eran hombres de diversa condición social. Algunos podían ser personas libres que habían sido condenadas a muerte y que la pena se le había conmutado por este "oficio". También encontramos condenados a trabajos forzados que elegían la lucha para poder obtener la libertad, si mantenían la vida. La mayoría eran esclavos condenados aunque también encontramos alguno alquilado momentáneamente para el juego o un soldado desafortunado que luchaba para obtener lo que las campañas le habían negado.
Todos ellos se formaban en las escuelas de gladiadores donde cada uno se especializaba en una técnica o tipo de armamento ya que los combates enfrentaban a hombres en diferentes tipos de lucha. De esta manera se compensaban los armamentos e incluso los espectadores participaban en el combate avisando a los luchadores de los movimientos de sus adversarios o sugiriendo iniciativas. Para evitar el floreciente mercado de gladiadores, durante el Imperio se crearon centros de formación estatales. Los entrenadores llamados doctores supervisaban los entrenamientos, especializándose cada uno en una técnica particular, siendo habitual que estos puestos los ocuparan gladiadores viejos ya retirados.
Los precios de los gladiadores experimentaron una importante alza con el paso del tiempo, existiendo algunas estrellas muy bien pagadas. Los gladiadores normales -gregarii- cobraban entre 1.000 y 2.000 sestercios mientras los experimentados -meliores- llegaron a recibir entre 3.000 y 15.000 sestercios. El propio Estado intentó regular este mercado, abaratando los precios al limitar los impuestos y establecer una tarifas máximas de contratación.
Dependiendo de las armas y métodos de lucha empleados, los gladiadores se dividían en dos clases, quienes contaban con armaduras ligeras y los que lo hacían con pesadas. Por ejemplo, los retiarii (‘hombre con red’), que vestían túnica corta e intentaban enredar a su oponente, el secutor (‘perseguidor’), armados con la red, para matarle con un tridente. Otros tipos luchaban con diferentes armas montados a caballo o desde carros. Según la tradición, cuando un gladiador había vencido a su oponente, se volvía hacia los espectadores. Si éstos deseaban que dejara con vida al hombre vencido agitaban sus pañuelos, pero si pensaban que debía morir, mostraban su pulgar hacia abajo. Aunque Constantino I el Grande proscribió las competiciones de gladiadores en el 325 d.C., continuaron celebrándose hasta aproximadamente el año 500.
Yo os propongo como receta arroz a la zamorana, ya que se combina el cereal (arroz) -como alimento de los gladiadores- con el cerdo, por no olvidar el plato que nos sugiere Trimalción; además, ahora que empieza el frío, viene de maravilla (y es muy rica).
ARROZ A LA ZAMORANA (Foto casera. Pinchar en la imagen para agrandar).
400 grs arroz, 200 grs costilla de cerdo, 200 grs oreja de cerdo, 2 manos de cerdo, ½ morro de cerdo, 100 grs. jamón troceado, 1 cebolla muy picada, 2 dientes de ajo muy picados, 1 pimiento rojo, pimentón, orégano, 1 hoja de laurel, tomillo, perejil, aceite y sal.
Se cuecen previamente todos los ingredientes del cerdo menos el jamón. En una paellera o cazuela de barro, se vierte aceite o manteca y se sofríe el ajo, la cebolla, el pimiento, el orégano, el tomillo, el perejil y el laurel. Seguidamente se añade todo lo del cerdo troceado (y la mano deshuesada) y se rehoga todo junto. A continuación se añade pimentón y el arroz y se continúa rehogando un poco mas. Por último, se añade el caldo procedente de la cocción del cerdo, se remueve para evitar que se pegue y cuando quedan un par de minutos para que termine, se retira del fuego, se cubre con un paño y se deja reposar un poco.
Nota.- En los supermercados venden oreja, rabo, morro ya cocido y troceado. También se puede añadir chorizo (sin piel) o chichas. Existe otro modo de hacerlo que es al horno; ya os lo pondré en otra ocasión.