1939-1945
3. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939-1945).
http://es.youtube.com/watch?v=6VsJb3yw4bU
http://es.youtube.com/watch?v=ckvg83xTIx8
Vídeo: Escenas de la película “Roma, ciudad abierta” (1945) de Rossellini, en la que se narra la historia inspirada en el personaje real del sacerdote Luigi Morosini que fue torturado y fusilado por ayudar a la Resistencia.
Música. B.S.O. de “Roma, ciudad abierta”:
http://www.epdlp.com/compbso.php?id=674
El 1 de septiembre de 1939 Hitler invade Polonia, dos días más tarde Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Sudáfrica declaran la guerra a Alemania. Pero el 1 de septiembre es también el día en que Hitler autoriza el programa de eutanasia. De nuevo tenemos que volver a hablar de Clemens A. Von Galen que alzó su voz para condenar estas prácticas.
http://www.conoze.com/doc.php?doc=3978
Por otra parte, el 20 de octubre de éste mismo año se publica la primera Encíclica de Pío XII, “Sumí Pontificatus”. En ella se rechaza la idea de un estado totalitario, condenando el empleo de la fuerza; lo mismo se viene a repetir en la alocución navideña al colegio cardenalicio, el 24 de diciembre del mismo año.
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_20101939_summi-pontificatus_sp.html
Respecto a como fue acogida la guerra en los diferentes países, es necesario señalar que en general los católicos de Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda y Polonia veían como una auténtica y justa necesidad el defenderse del nazismo y que en Italia únicamente un grupo minoritario de fascistas lo vieron como positivo. Sin embargo, en Alemania la situación era mucho más compleja, ya que el pueblo mayoritariamente seguían a Hitler, pese a que existió un grupo minoritario que siempre se opuso.
En lo que al clero se refiere, es necesario señalar que estaba profundamente dividido en dos tendencias; los entusiastas del III Reich, como el presidente de la Conferencia episcopal, Bertram, y los que se opusieron desde un primer momento, denunciando al nazismo, como el obispo de Berlín, Von Preysing, y el de Munster, Von Galen.
http://es.youtube.com/watch?v=6VsJb3yw4bU
http://es.youtube.com/watch?v=ckvg83xTIx8
Vídeo: Escenas de la película “Roma, ciudad abierta” (1945) de Rossellini, en la que se narra la historia inspirada en el personaje real del sacerdote Luigi Morosini que fue torturado y fusilado por ayudar a la Resistencia.
Música. B.S.O. de “Roma, ciudad abierta”:
http://www.epdlp.com/compbso.php?id=674
El 1 de septiembre de 1939 Hitler invade Polonia, dos días más tarde Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Sudáfrica declaran la guerra a Alemania. Pero el 1 de septiembre es también el día en que Hitler autoriza el programa de eutanasia. De nuevo tenemos que volver a hablar de Clemens A. Von Galen que alzó su voz para condenar estas prácticas.
http://www.conoze.com/doc.php?doc=3978
Por otra parte, el 20 de octubre de éste mismo año se publica la primera Encíclica de Pío XII, “Sumí Pontificatus”. En ella se rechaza la idea de un estado totalitario, condenando el empleo de la fuerza; lo mismo se viene a repetir en la alocución navideña al colegio cardenalicio, el 24 de diciembre del mismo año.
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_20101939_summi-pontificatus_sp.html
Respecto a como fue acogida la guerra en los diferentes países, es necesario señalar que en general los católicos de Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda y Polonia veían como una auténtica y justa necesidad el defenderse del nazismo y que en Italia únicamente un grupo minoritario de fascistas lo vieron como positivo. Sin embargo, en Alemania la situación era mucho más compleja, ya que el pueblo mayoritariamente seguían a Hitler, pese a que existió un grupo minoritario que siempre se opuso.
En lo que al clero se refiere, es necesario señalar que estaba profundamente dividido en dos tendencias; los entusiastas del III Reich, como el presidente de la Conferencia episcopal, Bertram, y los que se opusieron desde un primer momento, denunciando al nazismo, como el obispo de Berlín, Von Preysing, y el de Munster, Von Galen.
Respecto a Francia, el episcopado apoyo el régimen de Pétain e incluso copió el antisemitismo de los nazis, incluso deseaban la derrota de los aliados; tras la guerra se pidió la sustitución de casi una tercera parte de los obispos. Hace unos años, concretamente en 1997, en una carta conjunta, los obispos franceses pidieron perdón por tal actitud.
http://www.elmundo.es/1997/10/01/internacional/01N0044.html
En Italia, en general la jerarquía calló y trató de proteger a los perseguidos, aunque siempre existe alguna excepción.
En la Navidad de 1942, la radio vaticana emite el mensaje de Pío XII con motivo de estas fechas. En el se condenan claramente todas las crueldades, injusticias y violaciones de los acuerdos internacionales y refiriéndose a los miles y miles de personas que por su nacionalidad o raza eran destinadas a la muerte.
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/speeches/1942/documents/hf_p-xii_spe_19421224_radiomessage-christmas_sp.html
De nuevo el 2 de junio de 1943, el Papa volvió a hablar de lo mismo, aunque no explicitó la condena. Tales “silencios” han sido una constante fuente de ataques posteriores contra Pío XII, como ya señalé en la introducción, pero su situación ha sido descrita por él mismo; el 20 de febrero de 1941, escribió:
“Allí donde el Papa querría gritar alto y fuerte, es desgraciadamente la espera y el silencio lo que le es a menudo impuesto; allí donde él querría actuar y ayudar, es necesaria paciencia y espera”. Y posteriormente, el 2 de marzo de 1944, dirá: “Con frecuencia es doloroso y difícil decidir lo que la situación exige: una reserva y un silencio prudente, o al contrario una palabra franca y una acción vigorosa”.
Cárcel, V.; “Historia de la Iglesia. III. La iglesia en la época contemporánea”. Ed. Pelícano. Madrid 1999, p.p. 453-454.
De todas formas, los planes que Hitler tenía tanto para el Vaticano como para Pío XII distaban mucho de ser prudentes. Parece ser que en 1943 Hitler ordenó la destrucción del Vaticano y la deportación del Papa Pío XII, como represalia por la ayuda prestada a los perseguidos y el apoyo a los que se oponían al nazismo. El historiador Tornielli afirma que Hitler se encolerizó tras la firma del armisticio entre el Gobierno italiano del mariscal Badoglio y los aliados el 8 de septiembre de 1943, y ordenó al cuerpo de élite de las SS arrasar «a sangre y fuego» la Santa Sede; el Papa sería trasladado al principado de Liechtenstein donde permanecería como rehén. Fue el general Karl Wolff, entonces comandante de las SS en Italia, quien logró disuadir a su superior.
http://www.mercaba.org/FICHAS/IGLESIA/Inte03/hitler_ordeno_destruir_vaticano.htm
Los hechos que demostraron a Pío XII que no debía protestar, sino actuar en silencio fueron, en primer lugar, que la encíclica “Mit Brennender Sorge”, lejos de conseguir el cese de la persecución a los judíos, lo que hizo fue incrementarla, acompañada esta vez de católicos. Otro hecho fue lo ocurrido en Holanda en 1942, que tras la protesta pública en las iglesias, se aceleró la deportación de los judíos, tanto de raza, de religión como católicos, entre estos últimos Edith Stein y su hermana.
Pero el callar, no significa no actuar; de hecho, se debe de señalar que existen multitud de testimonios dados por los sobrevivientes, agradeciendo a Pío XII el haberles salvado la vida. De hecho, Pío XII dio la orden de que se abrieran todos los conventos y organizaciones católicas para proteger las vidas de aquellos que sufrían las persecuciones. A lo largo de estos terribles años, sacerdotes, religiosos y laicos católicos fueron asesinados por defender la justicia, así tenemos por ejemplo a Alfred Delp, a Rupert Mayer o a Bernhard Lichtenberg entre muchos otros.
Cárcel, V.; “Historia de la Iglesia. III. La iglesia en la época contemporánea”. Ed. Pelícano. Madrid 1999, p.p. 453-454.
De todas formas, los planes que Hitler tenía tanto para el Vaticano como para Pío XII distaban mucho de ser prudentes. Parece ser que en 1943 Hitler ordenó la destrucción del Vaticano y la deportación del Papa Pío XII, como represalia por la ayuda prestada a los perseguidos y el apoyo a los que se oponían al nazismo. El historiador Tornielli afirma que Hitler se encolerizó tras la firma del armisticio entre el Gobierno italiano del mariscal Badoglio y los aliados el 8 de septiembre de 1943, y ordenó al cuerpo de élite de las SS arrasar «a sangre y fuego» la Santa Sede; el Papa sería trasladado al principado de Liechtenstein donde permanecería como rehén. Fue el general Karl Wolff, entonces comandante de las SS en Italia, quien logró disuadir a su superior.
http://www.mercaba.org/FICHAS/IGLESIA/Inte03/hitler_ordeno_destruir_vaticano.htm
Los hechos que demostraron a Pío XII que no debía protestar, sino actuar en silencio fueron, en primer lugar, que la encíclica “Mit Brennender Sorge”, lejos de conseguir el cese de la persecución a los judíos, lo que hizo fue incrementarla, acompañada esta vez de católicos. Otro hecho fue lo ocurrido en Holanda en 1942, que tras la protesta pública en las iglesias, se aceleró la deportación de los judíos, tanto de raza, de religión como católicos, entre estos últimos Edith Stein y su hermana.
Pero el callar, no significa no actuar; de hecho, se debe de señalar que existen multitud de testimonios dados por los sobrevivientes, agradeciendo a Pío XII el haberles salvado la vida. De hecho, Pío XII dio la orden de que se abrieran todos los conventos y organizaciones católicas para proteger las vidas de aquellos que sufrían las persecuciones. A lo largo de estos terribles años, sacerdotes, religiosos y laicos católicos fueron asesinados por defender la justicia, así tenemos por ejemplo a Alfred Delp, a Rupert Mayer o a Bernhard Lichtenberg entre muchos otros.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cristianos_bajo_el_nacionalsocialismo
http://www.iberoamericana.info/nuestra_universidad/hagiografias/beato_rupert_mayer.asp
http://es.wikipedia.org/wiki/Bernhard_Lichtenberg
http://www.conoze.com/doc.php?doc=3979
Sin embargo, pese a esto, también existieron casos cuyos comportamientos dejaron bastante que desear, y que llevaron incluso a que se tomaran decisiones drásticas, como es el protagonizado por el religioso, fraile franciscano, al cual se le redujo a la vida laical, Miroslav Filipovic Majstorovic, conocido como el “Hermano Satán”, y que fue el jefe del campo de concentración “Jasenovic”, en el Estado católico de Croacia o la religiosa llamada “hermana pía”, Eleonore Baur, ferviente nazi.
http://www.apologetica.org/pioxii/pioxii-goldhagen.htm
http://www1.yadvashem.org/education/entries/spanish/70.asp
El caso de Croacia fue realmente terrible; fue un estado formado tras la derrota de Yugoslavia, a principios de la Segunda Guerra Mundial y fue gobernado por la Ustashe, concretamente por Ante Palevic, el fundador de este movimiento; los ustashi exterminaron a por lo menos 200.000 personas entre judíos, serbios y gitanos a partir de 1941. El Dr. Jozef Tiso, jefe de estado de Eslovaquia y sacerdote católico, cooperó activamente con los alemanes al igual que muchos otros sacerdotes católicos en aquel estado.
http://www.elholocausto.net/parte01/0123.htm
Muchos altos oficiales de la Iglesia fueron juzgados y condenados por crímenes de guerra. Entre ellos podemos contar al Padre Dragutin Kamber, quien ordenó la matanza de casi 300 serbios ortodoxos, "el verdugo de los serbios", el Obispo Ivan Saric de Sarajevo y el Obispo Gregory Rozman de Eslovenia, buscado como colaborador Nazi. En un juicio en el año 1946 resultaron convictos media docena de sacerdotes Ustasha, entre ellos el Fraile Franciscano Miroslav Filipovic Majstorovic, comandante del campo de concentración donde los Ustashas torturaron y asesinaron a cientos de miles con una brutalidad que hasta los Nazis se espantaban y del que ya he dado referencias al señalar como se le llamaba.
http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/
Algo similar se puede decir de Slovaquia, cuyo presidente era una sacerdote católico, Jozef Tiso, y el primer ministro también era profundamente religioso; aplicaron una serie de medidas antisemitas basadas principalmente en la intolerancia religiosa y cultural, y en primera línea para manifestar tal intolerancia se encontraba la guardia Hlinka, que eran similares a los ustashi croatas. Se aplicaron las leyes nazis raciales y cuando los alemanes pidieron trabajadores forzosos, las autoridades les ofrecieron 20.000 judíos con sus familias. Pero a principios de 1942 surgieron problemas, ya que los nazis no querían aceptar a nadie que no pudiera trabajar, por lo que el gobierno slovaco decidió pagar a los nazis por cada judío con su familia que se llevaran, concretamente 500 RM, argumentando que no era cristiano separar a las familias. El destino era Auschwitz, aunque claro que el gobierno slovaco no conocía las condiciones en las que se encontrarían los trabajadores. Las deportaciones pararon por las presiones recibidas desde el Vaticano.
http://video.google.es/videoplay?docid=-4598365252414477446&q=source:017781567333734583724&hl=es
Todo esto es un capítulo que nos debe avergonzar a todos los católicos, pero no por ello se debe callar.
Desde 1939 hasta el fin del conflicto en 1945, la atención de Pío XII se dirigió hacia el logro de los siguientes fines:
Ø Atenuar los dolores y horrores de la guerra.
Ø Obtener la suspensión de los bombardeos contra las poblaciones civiles.
Ø Comunicar noticias sobre la suerte de combatientes y civiles.
Ø Asistir material y moralmente a quienes estaban sin techo y sin medios de subsistencia.
Ø Salvar innumerables víctimas de la guerra, entre las cuales había centenares de millares de judíos.
Ø Vigilar para aprovechar cualquier ocasión propicia para abreviar o componer el conflicto.
Ø Oponerse a la llamada “rendición incondicionada”.
Se puede señalar que Pío XII hizo todo lo posible para evitar la guerra; sus llamadas a la paz fueron constantes y durante la guerra, procuró que esta fuera lo más humana posible, ya que las rivalidades ideológicas convirtieron a esta guerra en particular, en algo atroz. De todas formas, visto lo que hicieron los nazis con millones de personas inocentes, cabe preguntarse si es deseable una paz a cualquier precio.
De todas formas existe un dato anecdótico que nos puede ayudar a ver cual era la posición de Pío XII respecto a Hitler y el nazismo. Gumpel desvela el testimonio de Sor Pascualina, de que «el cardenal alemán Michael von Faulhaber y otros obispos estaban persuadidos de que Hitler estaba endemoniado, así que alertaron al Santo Padre, y éste, cuando se empezó la guerra, no sólo hizo oraciones, sino que recurrió al exorcismo sobre Hitler en su Capilla privada, presentes nosotras, las religiosas». Ya sé que un dato así quizás no tenga cabida en una materia como es la historia, pero creo que puede ser de ayuda para comprender actitudes.
http://apologetica.org/pioxii/pioxii-hitler-exorcismo.htm
Bueno, pues la receta de hoy es otro plato típico de Alemania; como ya he dicho en los comentarios del post anterior, he modificado la receta original que, sin embargo, os daré al final de la modificada. La original es mucho más simple, pero a mi juicio queda bastante insípida.
ALBÓNDIGAS KÖNIGSBERG (Modificada). (Foto casera. Pulsar sobre ella para ampliar).
Ingredientes (para 4 personas): 250 gr. ternera picada, 250 gr. cerdo picado, 10 anchoas, 3 dientes de ajo, perejil picado, 2 huevos, 3 cucharadas pan rallado, 1 cucharada vino blanco, pimienta blanca molida, nuez moscada, 750-800 c.c. caldo de pollo, harina, ½ cebolla, 100 grs. alcaparras, 1 cucharadita de mostaza de Dijon, 250 ml nata líquida, sal, mantequilla, aceite.
Se mezclan las dos carnes en un bol y se añaden los tres dientes de ajos machacados, el perejil picado, el vino blanco y se deja reposar ¼ de hora; pasado este tiempo, se continúa añadiendo las anchoas picadas, el pan rallado, la nata líquida (unos 100 ml o algo menos) y los huevos batidos, además de pimienta blanca y una pizca de sal (cuidado que lleva las anchoas). Se mezcla todo muy bien; en una sartén se pone aceite a calentar y se fríen ligeramente las albóndigas que antes hemos dado forma de bolas ayudándonos con harina (en las palmas de las manos). Se sacan y se deja un poco de aceite en la sartén a la que añadimos un poco de mantequilla, entonces se echa la ½ cebolla picada y cuando ya está blandita 2-3 cucharadas de harina; removemos bien para que no se pegue y vamos echando caldo de pollo o gallina, añadimos las alcaparras picadas y la mostaza; le damos unas vueltas y que todo quede bien integrado y sin grumos (se puede pasar la batidora para asegurarse), entonces echamos con cuidado las albóndigas y dejamos cocer a fuego muy lento (cuidado que se puede agarrar) durante 10 minutos. Pasado este tiempo, las sacamos y en la salsa añadimos el resto de la nata líquida, una pizca de nuez moscada, pimienta blanca molida y sal, y continuamos removiendo hasta que espese; volvemos a poner en la salsa las albóndigas para que se calienten y ya se puede servir.
RECETA ORIGINAL.
Ingredientes (para 4 personas): 500 gr. ternera blanca picada, 4 rebanadas de pan de molde sin corteza, 10 anchoas, 100 gr. de alcaparras, 500 ml. nata líquida, 50 gr. mantequilla, 60 gr. harina, 1 cucharadita de mostaza de Dijon, 4 hojas de laurel, 2 clavos, sal, pimienta.
Se pasan la carne, las anchoas, y las rebanadas de pan remojadas en leche y escurridas por la picadora. Se traslada la mezcla a un recipiente, se salpimienta y se mezcla con la mitad de la nata. Se forman bolas de tamaño medio, que se reservan en un lugar fresco. Seguidamente, se lleva una olla a fuego vivo con dos litros de agua, el laurel, los clavos y un puñado de sal. Cuando el agua empiece a hervir, se echan las albóndigas y se deja hasta que el agua rompa a hervir de nuevo. Se baja entonces el fuego y se dejan 10 minutos. Mientras, se funde la mantequilla en un cazo, se mezcla con una cucharada de harina y se le va añadiendo agua de cocer las albóndigas y el resto de la nata hasta quedar una salsa cremosa. Se pican las alcaparras y se incorpora a la salsa junto con la mostaza. Finalmente, se escurren las albóndigas y se sirven cubiertas de salsa. Como guarnición, se puede emplear arroz blanco o ensalada de remolacha.