viernes, julio 15, 2011

"DIOS DEFORMADO. IMAGENES FALSAS DE DIOS".

http://www.youtube.com/watch?v=UoM0FQxPujk



El post de hoy es un resumen del libro de Enrique Martínez de La Lama, "Dios deformado. Imágenes falsas de Dios" Ed. CCS.

Creo que puede ser un material muy recomendable para las catequesis, ya que en muchas ocasiones, lo que lleva a la increencia es el fallo en la base, el concepto, la imagen que se tiene de Dios. Por eso es importante que lo que se transmita sea lo cierto, no lo que nosotros pensemos y que puede ser reflejo de nuestros miedos, debilidades e incluso intereses, aunque sea inconscientemente. Pues aquí os lo dejo:




"DIOS DEFORMADO. IMÁGENES FALSAS DE DIOS".

“Si te asalta el pensamiento de que todo cuanto has imaginado sobre Dios es falso y equivocado y que Dios no existe, no te sobresaltes por eso. A todos nos sucede lo mismo. Pero no creas que tu incredulidad procede de que Dios no existe. Si ya no puedes creer en el Dios en que antes creías, eso se debe a que en tu fe había algo equivocado y falso, y tienes que esforzarte por comprender y mejorar eso que llamas Dios. Cuando un salvaje deja de creer en su Dios de madera, eso no significa que no hay Dios, sino que el verdadero Dios no es de madera”. (L. Tolstoi).


1) INTRODUCCIÓN.

Enrique Martínez de la Lama es sacerdote claretiano, coordinador de pastoral en el colegio Claret de Madrid y colaborador de la revista “Catequistas” y “Misión abierta”.

La obra nos presenta varias imágenes falsas de Dios; cada una de ellas corresponde a un capítulo. Son los siguientes:

1) El dios “hada madrina”.
2) Un dios sádico.
3) El dios light.
4) El dios sideral
5) El dios éxtasis.
6) El Dios de nuestros padres.

Cada uno de los capítulos viene acompañado por materiales y pistas de trabajo que me han parecido muy útiles para la catequesis, pero también como una ayuda que nos hace meditar sobre la imagen que cada uno tenemos de Dios.

Por mi cuenta, lo he estructurado en tres partes. La primera a la que he llamado “Viejas imágenes falsas de Dios”, son aquellas que, desde mi punto de vista, son las tradicionales. La segunda parte, “Nuevas imágenes falsas de Dios” corresponden a las que se han ido creando en nuestros tiempos y, por último, la tercera parte que es el capítulo: El Dios de nuestros padres.


2) PRIMERA PARTE: VIEJAS IMÁGENES FALSAS DE DIOS.

A) EL DIOS “HADA MADRINA”.

Se trata de una imagen de Dios que lo considera como una especie de “genio de la lámpara” que concede favores si lo pedimos con oraciones, devoción y otras prácticas. También suele ir asociada a la idea de Dios como un especie de tendero al que pagamos o con el que hacemos un trueque por sus milagros; es del tipo “si tu me das, yo te doy”.

Pero como Dios debe de estar muy ocupado, entonces se pide a los Santos, acompañándolo de curiosas prácticas, como si Dios fuera un burócrata al que tenemos que llegar por intermediarios.

Y por supuesto esta imagen que es propia de la infancia se acaba cayendo en muchas ocasiones, desembocando con frecuencia en un abandono de Dios, en la increencia o mediante consuelos del tipo “los planes de Dios son otros”, etc...

Dios sabe de siete sobras lo que necesitamos, no está alejado, está siempre con nosotros incluso mucho más cuando se sufre; de lo que se trata es de pensar las cosas con Dios, como fuerza y luz para que nosotros mismos podamos encontrar la solución y en caso de que no exista tal solución, entender que somos limitados y que no todo depende de nosotros, y ni siquiera de Dios, pues El no puede ir en contra de la libertad que nos ha dado. Se trata de saber que El siempre está ahí, acompañándonos y de que no estamos solos. Se trata de mirar los acontecimientos bajo su luz, intentando hacer su voluntad.


B) EL DIOS SÁDICO.

En éste tema el autor trata de dos puntos importantes: por un lado, la visión de un Dios justiciero, castigador...es decir, sádico, y por otro el problema del mal.
Se podría decir que la imagen del “Dios sádico” es el reverso del “Dios hada madrina”.

Sería un Dios que concede favores a cambio de martirios, a cambio de dolores provocados o que se complace en mandarnos desgracias para purificarnos, probarnos o castigarnos. Es un dios que siempre está con la ley en la mano, esperando a que nos saltemos alguno de sus mandamientos para mandarnos al infierno.

Sus seguidores siempre tienen alguna frase a punto para lanzarla sobre los “pecadores” y son especialmente escrupulosos con su conciencia. De hecho nunca están demasiado seguros de su criterio, por lo que necesitan tener a alguien que continuamente les diga lo que tienen que hacer y lo que no, lo que se puede y no se puede hacer. El rasgo fundamental de este tipo de religiosidad es el miedo, el temor que no se debe de confundir con el sano temor de Dios. Viven angustiados con el cumplimiento de la ley. Lo que se entiende por temor de Dios, tal y como se encuentra en la Biblia a veces significa fidelidad, seguimiento o bien sobrecogimiento, respeto ante la grandeza de Dios y que aumenta con la conciencia de pecadores que dicha presencia nos despierta, pero nunca miedo.

Y es que la imagen que tenemos de Dios debe de ir evolucionando, cambiando, lo mismo que pasa con la imagen que tenemos de nuestro padre. No es lo mismo la que se tiene a los 6 años que la que se tiene a los 16, o a los 36, por ejemplo. Y así se ve en la historia de Israel; se va pasando de la imagen de un Dios que manda plagas, castiga etc... hasta llegar a, por ejemplo el Dios de Jonás, que se compadece incluso de los animales. Precisamente fueron los profetas los encargados de ir señalando a Israel el camino para purificar la imagen que tenían de Dios y descubrir que no era como ellos suponían. En la etapa final, Dios nos habla por medio de su Hijo, Jesús el cual nos presenta al Padre de la manera más adecuada y madura. Y podemos estar seguros de que tanto Dios como Jesús lo que no quieren es el sufrimiento, sino el Reino y la felicidad para todos.

De todas formas, es necesario señalar que este tipo de imagen de Dios de la que estamos hablando, es muy antigua. De hecho la podemos encontrar en el libro de Job, cuando los amigos del anterior le dicen que sus males se deben a sus pecados; es más, conviene recordar que el libro se abre con el permiso que Dios da al diablo para que pruebe la fe de Job. En el Nuevo Testamento, también lo podemos encontrar, como cuando le preguntan a Jesús, referido a un ciego (Jn 9), “¿Quién pecó para que éste naciera ciego?, ¿él o sus padres?”. La respuesta de Jesús es que no se deben de buscar culpables de las desgracias, sino hacer todo lo posible para aliviar la situación del que sufre.

Lo propio del cristianismo es la invitación a luchar contra las calamidades y que Dios no pone a prueba ni tienta, aunque a veces Israel haya pensado así, pues sería totalmente contradictorio que si Dios quiere que nos salvemos, se dedicase a hacernos caer, cuando precisamente en el Padre Nuestro lo que le pedimos es que “no nos dejes caer en la tentación y líbranos de todo mal”.

*) Aceptar la voluntad del Padre.

Esto no significa que tengamos que conformarnos, ya que ni la resignación ni el fatalismo son cristianos. De lo que se trata es de ser coherentes hasta las últimas consecuencias en el amor al Padre y a los hermanos, lo mismo que hizo Jesús. El también sufrió y pudo librarse de ello y de la muerte renunciando a su misión, pero lo aceptó y asumió las consecuencias que su mensaje llevaba implícitas. No traicionó ni al Padre, ni así mismo, pese al dolor y pese a la muerte. Pero conviene recordar que jamás buscó lo anterior como un fin en sí mismo. Quizás lo mejor sea poner un ejemplo cogido de la historia; todos aquellos que, por ayudar a los otros, por salvar las vidas de otros, enfrentándose al Mal, acabaron torturados y asesinados en los campos de exterminio.

Pero, pese a todo, el dolor asumido puede tener un aspecto positivo y es el de ayudarnos a madurar haciéndonos más comprensivos y solidarios con los demás y entender mejor el tremendo amor que Jesús sintió por todos para que escogiera libremente compartir nuestros sufrimientos, limitaciones, angustia y muerte.

*) El problema del Mal.

Una de las razones mas frecuentes que aluden los incrédulos para dar razón de su falta de fe, es como si Dios existe permite el mal.

Pero se debe de comprender que al crear Dios un mundo en evolución y una naturaleza limitada, son inevitables los choque, catástrofes, conflictos, dolor y muerte, pues lo creado no es perfecto; lo creado no es Dios. Y si la creación es un acto de amor, lo que El desea es el bien para sus criaturas, siendo el mal lo que se opone a su voluntad y su obra. El mal es inevitable, tanto a nivel físico como a nivel moral, pero lo que nosotros debemos hacer es luchar contra el, sabiendo que Dios está a nuestro lado y aunque no podamos conocer el porqué del dolor, sin embargo Dios mediante su Hijo, lo ha llenado de esperanza. Debemos tener muy claro que Dios jamás estará tan cerca de nosotros como cuando sufrimos o cuando se pone en práctica un acto de amor hacia el que sufre, pues ningún mal tiene la última palabra.

C) EL DIOS ÉXTASIS.

El autor toma el nombre refiriéndose a la triste droga que, como todas, provoca la evasión de la realidad. Así señala que existe un modo de entender la religión, de relacionarse con Dios, muy parecido a lo que provocan esas drogas y que sirve para justificar cualquier cosa o para evitar remordimientos de conciencia. Esto va desde el típico “la Iglesia no debe meterse en política” hasta la inopia interesada frente a la injusticia, cualquier tipo de injusticia .

Es decir, se trata de la pregunta ¿quién es mi prójimo?. Por ejemplo hay quienes no hacen el menor problema sobre la evasión de impuestos, o los sueldos injustos de sus trabajadores para ahorrarse cuatro duros, o las condiciones de ciertos contratos...Y luego aparecen en primera fila en actos religiosos, y presionan a familiares y conocidos para que se casen por la Iglesia, bauticen a sus hijos, o den mucha importancia a las Primeras Comuniones.

Pero también se puede hablar de los “de abajo”, de aquello que no están situados en los mandos o no tienen tanta riqueza económica. Son aquellos que se conforman, se resignan con las situaciones de injusticia pues, “debe ser la voluntad de Dios que existan ricos y pobres” y que no es cristiano protestar ya que se recibirá la recompensa en la otra vida por tantos sufrimientos. Lo importante sería salvar el alma, dejando al margen las circunstancias personales e históricas.

Lo cierto es que pocas veces, desde los grupos cristianos, se habla de los acontecimientos políticos y sociales excepto para criticarlos; no se tiene en cuenta los signos de los tiempos. No se participa, ni se da a conocer por ejemplo la doctrina social de la Iglesia; se entiende por “cristiano comprometido” el cristiano que trabaja en las actividades parroquiales, pero nada más.

*) La respuesta cristiana.

Sin embargo resulta que Dios sí se metió en política cuando mediante Moisés, exigió al faraón de Egipto que dejara partir a su pueblo. Y es el que pregunta a Caín por su hermano. Y es que Dios llama a todos “tu hermano”, porque Él es el Padre de todos: pobres, marginados, prostitutas, enfermos, homosexuales, drogadictos... Cuando todos ellos quedan desatendidos, el culto y la oración que no lleva a ellos son desagradables y rechazados por Dios.

No se puede olvidar que los primeros destinatarios del mensaje de Jesús, del Reino de Dios fueron, precisamente, los marginados, los parias, los que hoy en día son los rechazados por la sociedad. Dice Martínez de la Lama: “Necesitamos entrañas de misericordia ante toda la miseria humana, tener palabras y gestos oportunos frente al hermano solo y desamparado. Celebrar la eucaristía con el sentido que Jesús quiso darles es mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido”.

La salvación está en actitudes y hechos, no en palabras. Si el culto y la oración no nos empujan a comprometernos a favor del otro, están vacíos y ofenden a Dios. Ser discípulo de Jesús significa, sobre todo, procurar que este mundo sea otro, tal como lo soñó el Padre: una fraternidad universal. Nosotros, al ser bautizados en el Espíritu de Jesús, hemos de tener la misma experiencia y misión que él, y esto significa tomar conciencia de que estamos consagrados para hacer de nuestra vida un servicio a los hermanos y optar por los pobres, pues es en ellos donde mejor podemos encontrar a Dios, dándoles también nuestro corazón, viviendo confiados en las manos del Padre. Eso es ser pobres de espíritu, la primera de las bienaventuranzas.


3) SEGUNDA PARTE: NUEVAS IMÁGENES FALSAS DE DIOS.

A) EL DIOS “LIGHT”.

Comienza el capítulo mencionando las palabras de Carlos Díaz el cual señala la necesidad de conocer al hombre de ahora, teniendo en cuenta los datos de la sociología y la psicología. No podemos anunciar el Evangelio a un hombre que no conocemos, pues no conectaríamos con el. Lo que debemos hacer es aprender de Jesús, el cual conocía bien a las gentes, sus vidas y les hablaba con su lenguaje y de sus preocupaciones.

Señala el autor que en nuestra cultura de lo light, también esto lo hemos aplicado a Dios y al cristianismo; que le hemos quitado el sabor fuerte para que no nos siente mal prefiriendo al Dios de los católicos no practicantes, que más bien parece un abuelo al que no se le hace caso y que nunca se enfada. Señala Martínez de la Lama que esto también se ha hecho con el Evangelio y que cuestiones como el “negarse a sí mismo”, el mandamiento de “amaos los unos a los otros como yo os he amado” o el “dar la vida por los amigos” es demasiado para una sociedad en la que lo prioritario es el amor pasajero, el consumo y el bienestar.

Lo mismo se podría decir del discipulado; hoy en día el “déjalo todo, ven y sígueme”, el compromiso serio y constante es casi una utopía, así que se queda en un voluntariado temporal; al final del capítulo el autor nos da una lista de tipos de discípulos.

Por otra parte, señala que hoy en día no existe para muchos el concepto de pecado; en todo caso se habla de errores, de momentos de debilidad que se solucionan pidiendo perdón a Dios directamente, sin intermediarios, sin la Iglesia. Y lo mismo respecto a los valores que enseña la Iglesia, señala el autor que los seguidores de ésta imagen de Dios se escudan en el respeto a todas las opiniones y en que la manera de actuar depende de las circunstancias.

Si bien es cierto que el modo de comprender a Dios está condicionado por la cultura y la época, a la que no se puede renunciar pues vivimos inmersos en ella, sin embargo lo que tampoco se puede hacer es adaptar a Dios a nuestra conveniencia traicionando aspectos fundamentales.

En primer lugar es necesario señalar que Dios no es “papá”. En muchas ocasiones la imagen de Dios viene dada por el comportamiento de los padres respecto a los hijos, y en lo que a éste tema se refiere, hoy en día y en general, los padres muestran mucha cercanía a sus hijos pero ninguna autoridad. Como dice De La Lama, “son los hijos los que mandan. Y eso produce unos jóvenes blandos, vulnerables, a menudo desconcertados, y fácilmente manipulables por cualquiera”.

El cariño y la cercanía no implica ausencia de autoridad, pues el mismo Jesús aprendió a obedecer, sufriendo”, pero eso le hizo completamente libre. Y es que el amor bien entendido exige que se le pida al otro lo mejor que pueda llegar a ser, y eso también cuesta. Lo sencillo es “dejar hacer, dejar pasar”.

Cristo también exige lo mismo a sus discípulos; no se conforma con menos pues lo que ofrece no tiene nada de “light”.

Es muy posible que al anunciar el Evangelio en su radicalidad no se tenga demasiado éxito en cantidad, pero esto no debe desanimar a nadie ya que el mismo Jesús acabó solo en la Cruz. De todas formas el proyecto de vida cristiana es distinto a todo y ante una sociedad desilusionada es siempre una novedad, una alternativa que tenemos que empezar por ponerla en práctica entre nosotros mismos, predicando con el ejemplo y cuidado de no confundir el estar en un determinado grupo con la pertenencia a la Iglesia. Tenemos que actuar como enviados de la Gran Comunidad de Jesús.

*) Características del hombre de hoy:

El hombre moderno tiene una serie de características completamente diferentes al tradicional. Martínez de la Lama señala los rasgos que le son propios:

1.Hombre amortiguado e indiferente: se trata de una persona indiferente, que no se aferra a nada que no sea el dinero, el poder, el éxito, el triunfo, el sexo, el narcisismo, el pasarlo bien a toda costa. Ya no tiene verdades absolutas, ni certezas firmes.

2.Cuatro características fundamentales: hedonismo, consumismo, permisividad y relativismo (lo trágico de éste relativismo es que se lleva también al campo de la moral; sería distinto si se quedara a nivel de la epistemología y no saliera de ahí, aunque supongo que eso sería otra cosa, no relativismo).

3.Vacío: No es feliz pese a tener casi de todo.

4.Superficialidad: Cada vez más fachada y menos fondo. De aquí la desorbitada importancia de la imagen, y del físico.

5.Pragmatismo. Asepsia en los compromisos, hace lo que le conviene en cada momento.

6.Tolerancia. Pensamiento débil e inconsistente, sin convicciones.

7.Indiferencia, futilidad. La banalización de la existencia ha llevado al vacío existencial.

8.Vulnerabilidad. Cansancio por vivir.

9.El hombre sólido. Es aquél pare el cual la vida tiene sabor porque es capaz de comprometerse. Aspira a valores, entre los cuales sobresale “el otro”. Busca lo trascendente, los valores sólidos, quiere ser profundo, sabio, fuerte moralmente. Es capaz de espiritualidad descubriendo lo bello, noble y grande que hay en la existencia.


B) EL DIOS SIDERAL.

Este dios es el más nuevo y se encuentra muy cercano al dios “light” llegando a veces a fusionarse. Es el dios de la “New Age”. Pero ¿qué es La “New Age”?.

Se trata de un movimiento espiritual y sincretista -toma elementos de todas las religiones, incluidas las orientales-, de tipo panteísta que aspira a la armonía universal. Ann Bailey, una seguidora de la teósofa Madame Blavatsky, anunció en 1932 el surgimiento de una nueva religión que absorbería y haría desaparecer a las otras. Pero ha sido en 1974 cuando este movimiento comenzó a conocerse de forma masiva por la obra de Marilyn Ferguson, “La conspiración de Acuario”.

La humanidad alcanzará la paz, la sabiduría y la armonía con el todo y en el todo en la nueva era de Acuario. Según los seguidores de la “New Age”, la tierra pasa por una serie de ciclos que vienen determinados por la posición de las estrellas; así el cristianismo que habría tenido lugar en la era de Piscis y que se caracteriza por su beligerancia será reemplazado, en la Era de Acuario por esta nueva espiritualidad; además la era de Acuario se caracterizará por la abundancia de productos de la tierra y la industria.

Para ellos dios es una especie de energía cósmica y que se encuentra en todo lo creado, por ello la búsqueda de la fusión. Cristo sería uno de los enviados para guiar a la humanidad, como ya lo fueron Buda, Zaratustra, etc... en su búsqueda de la fusión con la divinidad.

Señala de la Lama que recurren a los horóscopos y señalan que Cristo era un extraterrestre que volverá con sus ejércitos celestiales.

Se caracteriza por el individualismo -el hombre se salva a sí mismo por su propio esfuerzo de autoperfeccionamiento-, la creencia en la reencarnación, la desconfianza hacia las instituciones y autoridad, especialmente las Iglesias tradicionales, las ausencia del concepto de pecado -son errores-.

Lo importante de todo esto es que si el hombre de hoy se vuelve hacia oriente buscando la paz interior, serenidad, etc...indica que los cristianos no se lo hemos sabido dar, pese a que nuestra tradición espiritual no tiene nada que envidiar a la de nadie.


4) TERCERA PARTE: EL DIOS DE NUESTROS PADRES.


Después de tantas imágenes falsas que nos hacemos de Dios, cabe preguntarnos por la imagen verdadera. Respecto a esto dice Martínez de la Lama lo siguiente: que “Sólo es verdadero el Dios que nos hace más personas, más hermanos, más felices. Siempre tenemos dos criterios fundamentales para purificar nuestra manera de entender a Dios:

1)La experiencia de otros muchos creyentes que han llegado a grandes cotas de humanidad y santidad (por eso hablamos del “Dios de nuestros padres”);

2)La experiencia de quien mejor ha conocido a Dios, Jesucristo (LC 10, 22). Para ello contamos con la inestimable ayuda de la Escritura, tal y como la Iglesia la entiende y la vive”.


Ya en los primeros libros del Antiguo Testamento se presenta Dios como “el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob”; esto fue el principio de una larga catequesis que ayudó al pueblo de Israel a ir purificando la imagen que tenían de Dios hasta la culminación, que fue Jesús de Nazaret. Los patriarcas no hicieron teorías sobre Dios; lo sintieron en la vida diaria y en lo que les pasaba transmitiendo la fe en un “tú a tú”; ellos son nuestros primeros “tú”. La elección de Dios respecto a Israel, es la prueba de que siempre se pone de parte del débil, del esclavo, del que nada tiene, adoptándolos. Siglos después, los profetas denunciarán en nombre de Dios, que se cometa injusticia con el huérfano, la viuda, el pobre y el emigrante pues son los que más preocupan a Dios. Jesús añadirá a esta lista a los leprosos, los herejes samaritanos, las prostitutas, los pecadores públicos...pues son precisamente los excluidos de la sociedad los que Dios prefiere.

Y es que Dios, aunque ha tenido muchos nombres, es Padre. Pero también debemos tener en cuenta que el amor verdadero siempre es exigente, que quiere que la persona crezca y que sea lo mejor que pueda llegar a ser; por eso Dios prefiere que seamos o fríos o calientes, no que nos quedemos a medias.

Al ser Padre, también es un “Tú” que se encuentra con nosotros en la oración. La oración cristiana es, en primer lugar, un refrescar con Dios nuestra conciencia de hijos suyos amados, permanecer con Él sintiendo que nunca deja de amarnos y de velar por nuestro bien. Es también preguntarnos cómo ser fieles, cómo seguir siendo hijos en todas las circunstancias de la vida, sin sentirnos nunca derrotados. Al enseñarnos el Padre Nuestros Jesús nos dice todo lo que el Padre es y hace por nosotros de forma gratuita, sin merecérnoslo. Es Él quién nos manda su ángel que nos da fuerzas ante las dificultades, la oscuridad, los Getsemaní, pues nunca deja de enviar al Espíritu a quién se lo pide (Lc 11, 13). Así los combates se pueden vivir de otra manera, pues ganaremos hasta a la misma muerte

Bueno, pues la receta de hoy teniendo en cuenta que ya estamos en verano, es muy sencilla y referescante.


ENSALADA DE SANDIA Y MELON.

Ingredientes: Sandía, melón, lechuga, tomates, cebolleta, aceitunas rellenas, pepinillo, lascas de jamón serrano, aceite, vinagre de Módena, sal y crema de vinagre de Módena a la frambuesa.

Con el vaciador de patatas, se hacen bolitas de sandía y de melón, se corta la cebolleta en láminas muy finas, lo mismo se hace con los pepinillos, y se corta en rodajas el tomate. Se monta el plato poniendo una base de lechuga, el tomate, las bolitas de sandía y melón, y las aceitunas y pepinillos. Se añade por encima las lascas de jamón serrano y la cebolleta y un poco de crema de vinagre balsámico de Módena a la frambuesa. Se aliña con aceite, vinagre de Módena y un poco de sal.


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