miércoles, marzo 24, 2010

LA GATA NEGRA


http://www.youtube.com/watch?v=Bf7zZJCON6E



B.S.O. “Walk on the wild side” (1962).



El post de hoy va dedicado a una película realmente buena: “Walk on the wild side” (1962), traducido o más bien inventado al español como “La gata negra”, que nada tiene que ver con el título original, excepto lo que te puedes encontrar en ese lado salvaje. La banda original que podéis escuchar en el vídeo de arriba, ya es un clásico. Os lo recomiendo; pero sinceramente aunque la presentación es impresionante, no creo que estas pobres mujeres, las prostitutas sean de lujo o sean callejeras, tengan nada que ver con lo que nos presenta la introducción; ni con las imágenes, ni con la música. Como siempre, las absurdas mitificaciones, el imaginario. A no ser que se refiera a que en ese mundo salvaje unos son gat@s y otr@s, ratones, pero ahí ellas, las prostitutas, más bien serían los ratones, no l@s gat@s. Pero esto se puede extender a ese lado salvaje en general, no hace falta que exista prostitución; el problema es cuando ese lado salvaje rompe sus límites y se comienza a extender por la sociedad.

Pero volviendo a la película, aquí os dejo una secuencia de la misma:



https://www.youtube.com/watch?v=45zYGSwqesA

 
 

 



El argumento es el siguiente:

Al principio de los años 30, momento de la Gran Depresión, y en un camino que va desde el pueblo de Arroyo (Texas) hasta Nueva Orleáns (Louisiana), un granjero llamado Dovey que acaba de perder a su padre enfermo del que cuidaba hacía años, se encuentra con una joven, Kitty, delincuente que se ha fugado de casa. Ambos continúan haciendo el camino mediante auto-stop hasta llegar a un bar, ya en Nueva Orleans cuya dueña, Teresina, ofrece alojamiento y trabajo a Dovey, el cual acepta tras haberse separado de Kitty. La meta de éste hombre es encontrar a una mujer, Hallie, de la que está completamente enamorado, y así mediante anuncios en el periódico acaba dando con ella, que se encuentra en el burdel de lujo “The Doll´s House” cuya madame, Jo, es calculadora, fría, sin escrúpulos...una mujer muy dura, como una gata salvaje.

 




La película fue un escándalo en su época, ya que los distintos aspectos de ese mundo eran tratados con la mayor naturalidad y además, tocaba temas tabús como el lesbianismo, la prostitución de menores, el práctico secuestro de las atrapadas y las amenazas sobre su vida o la de sus seres queridos, la brutal violencia que se ejerce sobre ellas, por supuesto la degradación de la que son víctimas, etc...

El reparto, muy bueno, comenzando por Barbara Stanwyck (Jo), Laurence Harvey (Dovey), Capucine (Hallie), Jane Fonda (Kitty), Anne Baxter (Teresina), Richard Rust (Oliver), Karl Swenson (Schmidt) y dirigido por Edward Dmytryk. La banda sonora es de Elmer Bernstein, y fue rodada en los exteriores de Nueva Orleáns y en plató. El guión se basa en la novela de Nelson Algren “Walk on the wild side” (1956).


 



Bueno, la temática de la película, la prostitución y parte de lo que entorno a éste mundo se mueve, creo que ya es conocido por todos, al menos a grandes rasgos y en la actualidad; la película hoy en día no tiene nada de escandalosa, incluso hasta puede parecer tópica, pero no creo que eso sea un defecto de la cinta; yo diría que en todo caso el problema está en los ojos que la visionan, no por los dueños, sino por el ambiente y cultura que han hecho perder la capacidad de escandalizarse, incluso a los más jóvenes.

Yo me voy a centrar en la prostitución durante la primera parte de la postguerra española tal y como aparece reflejada en “La Colmena” de Camilo José Cela, utilizando esto y la película “Surcos” como contextualización. Aquí quisiera recordar a Milagros, una prostituta ya mayor que conocí cuando hice el trabajo de investigación sobre la prostitución en Salamanca, para la asignatura de Sociología. Gracias a ella, que había ejercido (y aún lo hacía) durante la postguerra, y algunas otras, nos pudimos hacer una idea de cómo eran las cosas, en lo que a éste tema se refiere, durante aquella época, y a partir de ahí conocer algunos datos, pero como no era ese el tema de la investigación, lo dejamos; y ahora lo retomo.

A ésta mujer fueron sus propios padres los que la prostituyeron, cuando sólo contaba 13 años, no sabía ni leer ni escribir, pero fue un placer poder hablar con ella, pues era muy agradable y atenta, como nos indicó el farmacéutico del Barrio Chino, el cual nos la presentó. Si ya ha muerto (estaba plagada de enfermedades, según nos comentó el farmacéutico), solo espero que Dios la tenga en su Gloria.
Ya hace unos años que el Barrio Chino no existe, lo demolieron.






Pero volviendo al tema, como ya he señalado, narraciones como “Tiempo de silencio” de Martín Santos y “La Colmena” de Camilo José Cela, nos muestra este mundo. Centrándonos en la última, “La Colmena”, ésta constituye un buen retrato de la sociedad española de la primera postguerra, y aquí nos encontramos con la representación de las distintas modalidades que existían en aquella época: la prostitución legal y la clandestina.

La prostitución legal era la que se daba en las llamadas Casas de Tolerancia; así en la novela la casa de tolerancia viene representada por la de Doña Jesusa, en donde nos encontramos con varios tipos:

La Uruguaya: Es de los personajes peor tratados por Cela. “La Uruguaya es una golfa tirada, sin gracia, sin educación, sin deseos de agradar...una mujer repugnante con el cuerpo lleno de granos y bubones, igual, probablemente, que el alma...que por seis reales sería capaz de vender a su padre...La Uruguaya tiene una lengua como una víbora y la maledicencia le da por rachas...”(p.p. 337-8) y continúa.

Purita: Cela da reseñas de su historia: “Al padre lo fusilaron por esas cosas que pasan y la madre murió, tísica y desnutrida, el año 41. Su hermano Julio gana cuatro pesetas. El resto se lo tiene que ganar Purita a pulso, callejeando todo el día, recalando después de la cena por casa de doña Jesusa” (p.416).

Una víctima más de la guerra, que no fueron únicamente los muertos, fueran del bando que fueran, sino también las familias.

doña Jesusa: es la dueña del prostíbulo en la calle Montesa; Cela la presenta como una mujer amable que no parece portarse mal con las chicas, pese a todo.

Dorita: Planchadora en el prostíbulo de doña Jesusa, la echaron de su casa, en el pueblo, cuando a los 17 años se quedó embarazada y se dedicó a vagar con el niño hasta que éste murió al que ella misma dio sepultura en el río. Después anduvo por los burdeles de Salamanca y Valladolid, hasta llegar a Madrid; aunque un adinerado la sacó de ahí y al cual dio tres hijos que nacieron muertos, acabó de planchadora donde doña Jesusa.

Ya sabemos todos lo que las esperaba a las mujeres que por aquél entonces se quedaban embarazadas sin estar casadas; lo común es que el padre las echase del hogar por haber “deshonrado” a la familia (incomprensible, como si no fuera mucho peor la crueldad de echar al arroyo a hija y nieto. Y cuidado, que no es de hace mil años, estando en Salamanca conocí a una chica unos 10 años mayor que yo, que su padre había actuado de la misma manera, afortunadamente el novio se casó con ella...pero si no...¡a ver que hubiera sido de ella y de la criatura!).

Respecto a la clandestina, tenemos varios casos, aunque no los voy a tratar todos ya que sería interminable, así que he destacado los siguientes :

Elvira. La primera que aparece en la novela y con mayor frecuencia, era lo que por aquella época se entendía como “buscona”. Se situaban en las cafeterías y cuando no estaban con algún hombre siempre estaban solas en una mesa; por lo visto tanto en la forma de vestir como en los modales no eran para nada estridentes, sino más bien discretas, es decir, que no llamaban la atención (a no ser por estar solas en una cafetería, cosa impensable en una mujer que no se dedicara a eso en aquél tiempo). A mi juicio, es el personaje al que con más ternura y compasión trata Cela, pues se trata de una auténtica víctima:

Laurita. Su papel es el de amante o mantenida de un joven, pero no se ha convertido en ello por necesidad, sino porque “con su novio, que era cartero, no iba a ninguna parte. Laurita ya estaba harta de coger frío en Rosales; se le estaban llenando los dedos y las orejas de sabañones” (p.230).

Victoria. Es empaquetadora en una imprenta, pero acepta prostituirse para poder comprar medicamentos y alimentos a su novio, que está gravemente enfermo por la tuberculosis.

Nati. Ha sido estudiante universitaria, es la única con preparación y cultura de todo el universo femenino que aparece en la novela de Cela, sin embargo no por eso parece haberse librado de la lacra que afecta a bastantes de los demás personajes: “entonces me figuraba que jamás necesitaría un hombre al lado y que la vida podía llenarse con la política y la filosofía del derecho, ¡qué estupidez!” (p.321). Parece estar en buena situación económica, pero la impresión es que es la querida de algún hombre con dinero que la proporciona esa situación.

De hecho, en aquella época, algunos adinerados tenían dos hogares; el formado por la esposa e hijos legítimos, y otro formado por lo que se llamaba la querida y en el que a veces también había hijos. En ciertos ambientes, era incluso un signo de prestigio social, ya que indicaba que ese ser tenía la suficiente capacidad económica para mantener dos familias, era casi un símbolo de status social, por extraño que pueda parecer.

Doña Ramona. Es una alcahueta, y la que conseguirá que finalmente Victoria entre en el mundo de la prostitución. Su papel está muy claro, proporciona chicas que aún no están en ese mundo a ciertos clientes. Es un personaje repugnante.

Prostitutas de la calle (Alcántara, Montesa, Naciones): “Hay algunas chicas muy simpáticas, las de tres duros; no son muy guapas, ésa es la verdad, pero son muy buenas y muy amables, y tienen un hijo en los agustinos o en los jesuitas, un hijo por el que hacen unos esfuerzos sin límite para que no salgan un hijo de puta, un hijo al que van a ver, de vez en cuando, algún domingo por la tarde, con un velito a la cabeza y sin pintar. Las otras, las de postín, son insoportables con sus pretensiones...no tienen ningún hijo en ningún lado. Las putas de lujo abortan y, si no pueden, ahogan a la criatura en cuanto nace, tapándole la cabeza con una almohada y sentándose encima” p.p. (362-3)

Cela, C.J.; “La Colmena”. Ed. Castalia. Clásicos Castalia nº 140. Madrid 2007.

Creo que con esta diferencia que establece Cela se puede terminar el post. Solamente añadir que las que conocí que estaban en el Barrio Chino, todas tenían hijos y procedían de un mundo de miseria, pobreza y hambre.

Y ahora pregunto, ¿tiene algo que ver todo esto que os he presentado con el vídeo del principio, imágenes y/o sonido?. Creo que rotundamente no.

Bueno, como ya alguien (mi hermano) me ha dado el toque de que a veces los post son demasiado largos, pues aquí lo dejo de momento. Pensaba tratar también la película “Surcos”, pero ya va a ser demasiado, así que será para otro momento.

Ya que el post ha comenzado con Nueva Orleáns, la receta de hoy pertenece a la cocina cajún.






JAMBALAYA.

Ingredientes (para 4 personas): 2 pechugas de pollo, 1 chorizo criollo o salchicha ahumada, 120 gr. de jamón ahumado en dados de 1 cm, 8 langostinos, 300 gr. de arroz, 3 tomates pelados y picados, 1 cebolla pequeña picada, ½ ramita de apio, 1 hoja de laurel, 3 cucharaditas de especias Cajún, aceite vegetal, 1,5 l. de caldo de ave.

Se pican muy finamente el apio y la cebolla (también se puede añadir pimiento verde y rojo) y en una cazuela se rehoga hasta que comienza a dorarse. En ese momento se agrega el pollo cortado en trozos, previamente sazonado, el chorizo criollo y el jamón todo ello también cortado en dados. Se saltea hasta que ya esté y se retira. Se agrega entonces el tomate triturado y se sofríe durante unos 10 minutos. Se reincorporan el pollo, el chorizo y el jamón y se añaden las especias, el arroz, los langostinos y el caldo de ave. Se remueve bien y se deja cocer a fuego medio tapado unos 30 minutos. Cuando ya esté, se sirve.

Especias Cajún: 1 cucharada de ajo en polvo, 1 cucharada de cebolla en polvo, 2 cucharaditas de pimienta blanca machacada, 2 cucharaditas de pimienta negra machacada, ½ cucharadita de pimienta de cayena, 2 cucharaditas de tomillo seco, ½ cucharadita de orégano seco.Mezclar todas las especias y la sal y conservar en un frasco. Se puede sustituir el ajo y la cebolla en polvo por sal de ajo y sal de cebolla respectivamente

Nota:- En éste plato, la “chispa de la vida” se la da las especias, por supuesto.