miércoles, abril 07, 2010

BUÑUEL: VIRIDIANA

No se puede obviar que pese a todas las críticas que se le puedan hacer, Luis Buñuel es uno de los grandes directores que hemos tenido en España; sus obras podrán gustar más o menos, podrán generar críticas de toda índole, pero su mirada no se queda en la superficie. Obras como “Las Hurdes”, “Un perro andaluz”, “La edad de oro”, “Nazarín”, “Viridiana”, “Tristana”, “El” y muchas otras se han convertido en clásicos no ya del cine español, sino del cine a nivel mundial.

Lo adecuado sería dar al menos un apunte biográfico, pero como este medio tiene sus limitaciones respecto al espacio, aquí os dejo un link:

http://www.luisbunuel.org/inicio/bunuel1.html

La religiosidad de Luis Buñuel se vio fuertemente moldeada por su estancia en colegios religiosos, primero desde los seis años el de los Hermanos Corazonistas y después, de los ocho a los quince, en el colegio de los Jesuitas; sin tener en cuenta esta educación es difícil entender la relación de Buñuel con la religión, que va más allá del anticlericalismo que una mirada superficial le suele atribuir.

Respecto a la temática religiosa, sus obras más representativas son “Nazarín (1959)”, “Viridiana” (1961), “Simón del desierto (1965)” y “La Vía Láctea” (1969), aunque de una forma o de otra, aparezca en todas.

En el post de hoy me centraré en “Viridiana” y en los temas que aquí se tratan; sin duda quedan otros que son explícitamente tratados en películas como “Nazarín”, pero eso ya es tema de otro post.

“Viridiana” (1961).

http://www.epdlp.com/om.php?id=3674

Palma de oro en el festival de Cannes está inspirada tanto en una pintura de la Santa Viridiana como en la novela de Pérez Galdos, “Halma”. La música utilizada está constituida por fragmentos del “Mesías” de Haendel, el “Réquiem” de Mozart y de Beethoven.

La ficha técnica y argumento de Viridiana lo tenéis aquí:

http://es.wikipedia.org/wiki/Viridiana



La primera parte de la película, la que se refiere al tío de Viridiana, su fetichismo y casi necrofilia (la da un narcótico para dormirla), pues no voy a entrar en ello aunque en el todo de la película y en los temas obsesiones de Buñuel es importante.

Antes de nada, es necesario señalar que Buñuel declaró que no se podía interpretar su obra como una muestra de la inutilidad de la caridad, pero lo que quizás Buñuel desconocía es que la obra de arte una vez acabada se independiza de su creador y mantiene un diálogo independiente con el espectador, el cual es interpelado por la primera; puede que a Buñuel no le gustara esa interpretación, pero que hubiera utilizado otras imágenes u otro argumento, además y reproduciendo sus mismas palabras:

“El misterio, elemento esencial en toda obra de arte, falta, por lo general en las películas. Ya tiene buen cuidado autores, directores y productores de no turbar nuestra tranquilidad abriendo la ventana maravillosa de la pantalla al mundo libertador de la poesía...El cine es un arma maravillosa y peligrosa si la maneja un espíritu libre. Es el mejor instrumento para expresar el mundo de los sueños, de las emociones, del instinto...El cine parece haberse inventado para expresar la vida subconsciente”.

(Buñuel; “El cine, instrumento de poesía”. Conferencia México 1958).

Y el subconsciente se interpreta, como bien enseña el psicoanálisis y Freud, elementos no lejanos a Buñuel por su pertenencia al movimiento surrealista.

Por otra parte, no conviene olvidar el empeño de Buñuel en la subversión de los valores burgueses, que se apoyaban y sostenían en la Religión, el Ejército y el Estado, según la tradición de las izquierdas.

En Viridiana aparecen algunos de los grandes temas de Buñuel, como es la contraposición entre Dios – hombre, Mundo del espíritu – mundo de la carne, demarcándose al menos aparentemente, hacia éste último. De todas formas, el concepto que tiene Buñuel de ese mundo de la carne está igualmente cargado de subjetividad; si bien es verdad que a este corresponde la maldad humana, sin embargo al despojarlo de cualquier atisbo de nobleza y embrutecerlo, lo está falsificando y no por considerar que algunos elementos que presenta no sean ciertos, sino por generalizar lo particular. Así por ejemplo, la mezquindad que el considera sin remisión y además natural; de ahí que los pobres, preferidos por Cristo, son retratados por Buñuel como capaces de cualquier cosa y que cualquier muestra de agradecimiento por su parte, no es más que puro disimulo que recubre sus bajezas, como en la escena en que dos de los mendigos intentan violar a Viridiana o cuando uno de los mendigos tras recoger a una paloma herida con aparentes muestras de ternura, escenas más tarde muestra únicamente las plumas. Respecto a éste punto, las propias palabras del director son esclarecedoras:


“Casi todos mis personajes sufren un desengaño y luego cambian, sea para bien o para mal. Es el tema del Quijote, a fin de cuentas. Viridiana es en cierto modo un Quijote con faldas. Don Quijote defiende a los presos que llevan a galeras y éstos lo atacan. Viridiana defiende a los mendigos y ellos también la atacan. Viridiana vuelve a la realidad, acepta el mundo como es. Un sueño de locura y finalmente el retorno a la razón. También Don Quijote volvía a la realidad y aceptaba ser sólo Alonso Quijano”.

(Entrevista con De la Colina y Pérez Turrent).




Mención aparte merece la famosa escena de la última Cena, que en el vídeo se desarrolla del minuto 5:10 al 5.22 y principal causa por la que la película fue prohibida en España. Dejando a parte lo que puede tener de blasfemo e irreverente y centrándonos en otras cuestiones, lo primero es señalar que esa famosa escena es una copia del cuadro “La última Cena” de Leonardo da Vinci, . Por supuesto el meollo de la cuestión es si se interpreta considerando que es la manera en la que los Apóstoles y el mismo Cristo son representados por truhanes, y que lejos de constituir un santo momento, es justamente lo contrario. Pero esto más que representación es una contraposición, al modo nietzscheano; frente a Cristo, Zaratustra.



Como ya he señalado antes la contraposición entre Dios y hombre recorre la obra de Buñuel, pero también la que se da entre Cristo y Sade (sí, el famoso Marqués). De hecho, entre las lecturas que el mismo reconoció como determinantes están las del anterior. Sin embargo Buñuel siempre se defendió señalando que la imaginación es libre, pero que el hombre no; es decir, que una cosa es la teoría y otra llevar a la práctica lo que dicta la anterior (¿recordáis el argumento de “La Soga” de Hitchcock y el papel del profesor?, pues algo similar). De todas formas, Sade además de describir perversiones sin cuento, quiso acompañarlas por una cierta "filosofía"; su obra “La filosofía en el tocador” se podría considerar un compendio de sus elucubraciones en éste campo. Y entre ellas está el encumbramiento de lo carnal, pero continuaré después con éste tema, ya que es importante para desentrañar las reacciones de la protagonista.


Otra muestra de su pesimismo se encuentra en la escena en la que Jorge se apiada de un perro que va atado a un carro; se lo compra al carretero, pero cuando se da la vuelta para llevárselo a casa, por el camino aparece otro carro con otro perro, lo que nos está indicando la futilidad de la ayuda y de la compasión para reparar el dolor del mundo, al menos mediante pequeños gestos caritativos; no se puede olvidar que Buñuel era comunista (al menos oficialmente durante unos años), y en éste sentido, los que sostienen esa ideología siempre han despreciado la caridad, por considerar que además de hipócrita es una manera de hacer que las cosas no cambien y continuar teniendo sometido al pobre; eso, y por supuesto, las promesas de una vida eterna en donde se verán recompensados y que llevaría al abandono de la lucha en éste mundo y a la resignación por el puesto que según les decían, les había tocado ocupar. Si a eso le sumamos además el añadido de que era debido a “qué Dios así lo quería”, pues para qué vamos a hablar.

De todas formas, la escena del perro es una de las más importantes, a mi juicio, para comprender el punto de vista de Buñuel sobre el tema de la injusticia, la crueldad, el afán de dominio y explotación de unos seres humanos sobre otros y sobre el mundo, representado todo ello en las imágenes de un pobre e indefenso animal, y las reparaciones de la misma, que ante tal magnitud, los pequeños gestos de compasión y bondad no arreglan nada.




Respecto a la figura de Viridiana, en éste punto se debe señalar que la religiosidad de Buñuel es difícil de comprender, aunque sin duda alguna estaba también imbuido del espíritu de su época; en primer lugar se tiene que destacar la fuerte asociación que se hacía entre cristianismo y feminidad, de hecho Buñuel siempre señaló que una mujer a la que le faltase religiosidad, la faltaba feminidad, precisamente por esa asociación que se hacía entre religión (dulce, suave, sentimental, irracional) y el género femenino. Respecto a éste tema de la asociación entre cristianismo y feminidad, recomiendo el lúcido análisis que hace Manuel Delgado en su obra “Las palabras de otro hombre. Anticlericalismo y misoginia”. Muchnik Editores. Barcelona 1993. Lo recomiendo vivamente, pues es uno de los mejores ensayos que he leído en mi vida y realmente sorprendente (aviso que es muy fuerte).





Además, y otro elemento a destacar, es en las escenas del vídeo anterior, a partir del minuto 6:00 cuando el mendigo sale de una habitación ataviado con el velo y otros elementos del vestido de novia, que ya se sabe lo que significan: pureza, virginidad, etc...volvemos a ver una trasgresión, un emponzoñamiento de lo simbólico, de nuevo asociado a lo sagrado y a lo femenino; sobre todo cuando este mismo mendigo en el minuto 6:26 saca del traje las plumas de la paloma antes mencionada. Por otra parte, no deja de ser más que sospechoso como acaba la película.



Bueno, Viridiana sería la versión en femenino de Nazarín; Buñuel no cree en la santidad y piensa que ésta es una sublimación del instinto sexual, por ésta razón las últimas escenas de la película, tras haber sido destrozado todo ese mundo de “ilusión” que vive Viridiana, ésta decide unirse a la partida de tute que Jorge está jugando con Ramona. Si bien Buñuel siempre agradeció esta imposición de la censura pues la escena original era demasiado explícita y grosera según palabras del propio Buñuel, la escena pensada era que Viridiana se metía en la cama de Jorge, una vez que Ramona había salido de ella. De ésta manera, la filosofía de la inmanencia, el atenimiento a la naturaleza física y material del hombre se hace presente; en palabras de Buñuel cuando un periodista le pregunta por la “caída” de Viridiana: “No creo que tenga una gran caída...Va del amor a Dios al amor al hombre. No considero eso una caída”, que viene a ser lo mismo que en “Nazarín” cuando Buñuel traspone una frase del “Diálogo entre un sacerdote y un moribundo” de Sade a la escena de una chica agonizante, en la que ella afirma el valor precioso e irrecuperable del amor terrestre: si hay un Cielo, está aquí y ahora, en el instante del abrazo carnal, no en el más allá sin horas y sin cuerpos”
(el problema es que si Buñuel lo deja en mera carnalidad, entonces adiós amor y bienvenido el Nathional Geographic; esa es una de sus grandes contradicciones, por no hablar de la cosificación que se hace de las personas).

¿Cómo puede afectar esto a la religión?. Os voy a dejar la crítica de un comentarista de la web filmaffinitty; es realmente buena:


“La religión de los fetiches".


"Buñuel retrata sin piedad los vicios de la mala religiosidad, de la histeria del falso ascetismo, que niega la corporeidad, los instintos, en fin, la animalidad del hombre, lo transforma en "un alma buena encerrada en un cuerpo malo". Su crítica es destructiva, y en buena hora. Y lo digo como cristiano que soy. A pesar de su indudable orientación anti-cristiana y anti-Iglesia, Buñuel es un Nietzsche del cine, porque la dureza de su crítica obliga a cualquier cristiano a revisar sus creencias a fondo, a reflexionar sobre la religiosidad, a fin de acabar con la religión descerebrada, sentimentalista y cerrada de nuestros días, que poco hace por la salvación que pretende dar a los hombres, y los llena de fantasmas con el cuerpo, los instintos, la sexualidad, etc.

Viridiana encarna plenamente esa visión de la cristiandad, se niega a sí misma, a su propio cuerpo ("yo te vi, estabas desnuda", dice la implacable niña) pero desarrolla una devoción morbosa por los objetos (la escena en que abraza la cruz me pone los pelos de punta), al mismo tiempo que se guía por una dudosa moralidad (la "doble moral"): ayudo a los otros porque en el fondo me conviene a mí, ayudo a los pobres (pintados con asombrosa frialdad, no por ser pobres y deformes son buenos, pueden ser resentidos y tan perversos como los ricos; ¡salud Nietzsche!) para "limpiar" mi consciencia. Genial y aterrador.Debo ser sintético, no puedo hablar sobre la galería de personajes egoístas, infames que decoran este fresco de Buñuel. Pero la recomiendo especialmente a los cristianos. Hacer de tripas corazón y aguantar la embestida, que vale la pena. Grande Buñuel”.

http://www.filmaffinity.com/es/review/75369912.html


Bueno, pues la receta de hoy está dedicada a éste genial director y como una de sus películas más emblemáticas es “Las Hurdes”, pues aquí os dejo esto:




CALDERETA DE LAS HURDES.

Ingredientes (para 4 personas): 1 conejo, 2 cebollas, 4 dientes de ajo, 1 tomate, 1 rebanada de pan, aceite de oliva, 2 copas de vino blanco, 1 ramita de tomillo, 1 ramita de orégano, pimienta negra, sal, 2 tazas caldo de ave.

Se pone el conejo en adobo con un poco de sal, el vino, la cebolla en trozos grandes, los ajos chafados, las hierbas aromáticas y la pimienta. Se deja en la nevera 24 horas.

Antes de cocinarlo, se retira el conejo del adobo junto con el hígado y los ajos y se reserva el líquido. En una cazuela con aceite caliente, se dora el conejo, se retira y se reserva. En esa misma cazuela se fríen los ajos, el pan y el hígado del conejo. Se añaden la cebolla y las hierbas aromáticas del adobo y cuando la cebolla esté dorada, se ralla el tomate sobre la cazuela. Se deja evaporar el agua y entonces se incorpora el conejo a la cazuela, se cubre con el caldo del adobo y un poco de caldo de ave o de agua. Se sala y se deja tapado a fuego lento hasta que la carne esté tierna. Se sirve.

P.D. Se puede pasar la salsa por el chino para que quede más fina; es ese caso se debe dar un hervor con la salsa ya colada