jueves, noviembre 25, 2010

UN TRANVIA LLAMADO DESEO


Uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX es Tennessee Williams, muy conocido debido a que una parte importante de sus obras han sido llevadas al cine: “Un tranvía llamado deseo”, “La gata sobre el tejado de zinc”, “La noche de la iguana”, “Dulce pájaro de juventud”, “De repente, el último verano”, etc...

Todas ellas son realmente interesantes, pero quizás la más destacada, a mi juicio sea “Un tranvía llamado deseo”; fue estrenada en el Ethel Barrymore Theatre de Nueva York en diciembre de 1947. En este link tenéis el argumento:

http://es.wikipedia.org/wiki/Un_tranv%C3%ADa_llamado_Deseo_(teatro)

Aquí la obra, por si la queréis bajar o leer en línea.
http://xoomer.virgilio.it/sladethunder/OB_TE/Tranvia.pdf

Y aquí el guión de la película.
http://www.megaupload.com/?d=WQLMTWRJ




Sin ningún género de dudas la figura principal de la trama es Blanche Dubois. En torno a ella gira todo el drama y los temas que son casi obsesiones en Tennesse Willians:

1.- La Culpabilidad.- Cuando Blanche descubre que su marido le es infiel con un hombre, vuelca todo su desprecio y asco sobre él, lo cual le lleva al suicidio. Desde ese momento la vida de Blanche estará marcada y determinada por la culpabilidad que siente por no haber prestado ayuda a un ser humano cuando más lo necesitaba, pero que además era alguien a quien amaba. Dejo aquí el párrafo; es un poco largo pero me parece esencial para entender toda la trayectoria de Blanche.

“BLANCHE: -Era un niño, nada más que un niño, cuando yo era una muchachita aún. A los dieciséis años, descubrí... el amor: de golpe y en forma muy completa, demasiado completa. Fue como si a una le mostraran bajo una luz cegadora algo que siempre había estado en la penumbra; así descubrí el mundo. Pero fui desdichada. Me desilusioné. En aquel niño había algo distinto, una nerviosidad, una suavidad, una ternura que no parecían las de un hombre, aunque distaba de parecer afeminado... Y, con todo... aquello estaba allí. Acudió a mí en busca de ayuda. Yo no lo sabía. ¡No supe nada hasta después de casarnos, cuando nos fugamos y volvimos y sólo adiviné que yo no había logrado satisfacerlo en cierta forma inimaginable y no podía darle la ayuda que él necesitaba, pero de la cual no podía hablar! Temblaba aferrándose a mí... ¡Pero yo no lo sacaba, resbalaba y caía allí con él! Yo no lo sabía. No sabía nada, salvo que lo amaba insoportablemente, pero sin poder ayudarle ni ayudarme a mí misma. Luego, lo descubrí. En la peor de las formas imaginables. Entrando repentinamente en una habitación, que creía vacía... y que no lo estaba, porque había allí dos personas... el niño con quien me había casado y un hombre mayor que él, su amigo desde hacía años... (Blanche se interrumpe, se levanta, va a primer término.) Más tarde, fingimos que no se había descubierto nada. Sí, todos fuimos en automóvil al casino de Moon Lake, muy ebrios y riendo sin cesar. ¡Bailamos «La Varsoviana»! (Se oyen unos compases de «La Varsoviana», que luego se extinguen.) Repentinamente, en plena danza, el niño con quien me había casado se zafó de mis brazos y salió corriendo del casino. Unos pocos instantes más... ¡y sonó un tiro! Salí a toda prisa, todos salimos... ¡y rodeamos aquella cosa horrible que estaba al borde del lago! No pude acercarme, había demasiada gente. Entonces, alguien me cogió el brazo. «¡No se acerque más! ¡No querrá verlo!» ¿Ver? ¿Ver qué? Entonces, oí voces que decían: «¡Allan! ¡Allan! ¡El hijo de los Grey!». ¡Se había metido un revólver en la boca y había disparado, volándose... la tapa de los sesos! (Desfallece, se cubre el rostro.) Fue porque, en la pista de baile... no pudiendo contenerme, yo le había dicho de improviso: «¡Lo sé! ¡Lo he visto! ¡Me das asco!». (Vuelve a oírse «La Varsoviana.») Y entonces, el reflector que iluminaba el mundo se apagó y nunca hubo para mí desde aquel día una luz más intensa que la de esta vela de cocina...”.


Esto la llevará por un lado a buscar el olvido, y por otro, a una necesidad de purificación; tal olvido tratará de conseguirlo primero mediante el alcohol, y al no ser suficiente comienza a pasar de mano en mano, buscando, según sus palabras, protección y un atisbo de esa luz que fue su enamoramiento; busca llenar su corazón vacío recurriendo a intimidades con extraños.

“Sí, tuve muchas intimidades con extraños. Después de la muerte de Allan... sólo podían llenar el vacío de mi corazón, al parecer, las intimidades con extraños. (Pausa.) Creo que era el pánico... simplemente el pánico lo que me empujaba de uno a otro, buscando alguna protección... en los lugares más inverosímiles. Hasta la busqué, por fin, en un niño de diecisiete años... (A Mitch.) Pero alguien le escribió al director: «¡Esa mujer es moralmente inepta para desempeñar ese empleo!» ¿Era verdad? Supongo que sí... inepta en cierto modo, al menos... De manera que vine aquí. No tenía adónde ir. Estaba liquidada. ¿Sabe qué significa estar liquidada? Mi juventud había desaparecido repentinamente como el chorro de agua de un surtidor y... lo conocí a usted. Usted me dijo que necesitaba a alguien. Pues bien. Yo necesitaba a alguien, también. ¡Le di las gracias a Dios por haberlo hallado, porque usted parecía tan amable... una grieta en la roca del mundo, una grieta en la cual yo podía ocultarme!”.


Por lo que se refiere a la necesidad de purificación, en “Un Tranvía” aparece la idea mítica del poder purificador y regenerador del agua en los continuos baños de Blanche y en su deseo de pasar el resto de su vida y morir en el mar. También aquí se unen el agua y el fuego pues, además de querer ser sepultada en el mar, desea que esto ocurra al mediodía en un día ardiente de verano; y por si aún no bastaba con esto, pronostica que morirá por comer una uva sin antes lavarla.

“BLANCHE (escuchando repentinamente, mientras se pone la capucha, un sonido lejano, y aspirando un olor distante): -Huelo el aire del mar. Mi elemento es la tierra..., pero debió ser el agua... el agua... lo más hermoso que creó Dios en esos siete días. Pasaré en el mar el resto de mis días. Y cuando me muera, moriré en el mar. ¿Sabéis de qué me moriré? Por haber comido uva no lavada. Algún día, cuando esté en el océano, me moriré... con la mano en la mano de algún gallardo médico de a bordo, un médico muy joven de bigotito rubio y gran reloj de plata. «Pobre mujer -dirán-. La quinina no le hizo nada. Esa uva sin lavar ha enviado su alma al cielo.» (Va hacia la butaca.) Y me sepultarán en el mar, encerrada en una limpia bolsa blanca y me arrojarán por la borda a mediodía... en lo más bochornoso del verano... ¡y en un océano tan azul como... como el azul de los ojos de mi primer amante!”.


Sin embargo, ni será posible la purificación ni el olvido; el último reducto al cual acabará escapando es la locura.

2.- El Deseo.- Cuando Blanche Dubois llega a Nueva Orleans, para trasladarse a la casa de su hermana, que vive en los Parques Elíseos, tiene que coger varios medios de trasporte; primero un tranvía llamado Deseo y después el tranvía llamado Cementerio. Así desde el principio y de manera obvia Tennessee nos está adelantando el tema de su obra y una de sus obsesiones. (Para Blanche Dubois el deseo en realidad lleva a la muerte, al cementerio).

“BLANCHE (parada a la derecha de la escalera, con humor ligeramente histérico): -Me dijeron que tomara un tranvía llamado Deseo, que trasbordara a otro llamado Cementerio y que viajara seis cuadras y bajase en los Campos Elíseos”.


El deseo es lo opuesto a la muerte, le dice a Mitch, pero en Blanche ese deseo es lo que parece llevarla a la muerte, a la destrucción. Como ya he señalado en líneas anteriores, tras el suicidio de su marido, Blanche trata de encontrar mediante la relación carnal con extraños algo con lo que llenar su corazón, es decir, se sirve del sexo para tratar de huir de su soledad y de la muerte. Así se entrega a soldados, viajantes, hombres sin nombre ni rostros, a cambio de unos momentos de protección, que por supuesto resulta ser puro engaño y mentira, pura fantasía. No es más que pura autodestrucción, aunque ella lo ignore; pero sí sospecha que admitir esa realidad supondría renunciar para siempre a su cultura y tradición que le han dado vida.


No es ese el caso de su hermana Stella, cuyo deseo es fecundo, produciendo vida; pero más que Stella, es Stanley quien representa la fecundidad; moviéndose por instintos primarios, el sexo es el centro de su vida. Su mundo es de luz fuerte y colores primarios.

Ciertamente Blanche representa el sexo infecundo, el que lleva a la destrucción y a la muerte; pero no se puede olvidar que a parte de esas relaciones sin alma, su marido era homosexual y, por lo tanto, la infecundidad (a nivel simbólico, claro) ya estaba establecida, también por el hecho de ser una persona hipersensible, con una “nerviosidad, una suavidad, una ternura” especiales por lo que el mensaje de Tennesse respecto a este tema es claro.


De todas formas, y pese a que en Stella el deseo es fecundo, que produce vida, lo que nos presenta Tennesse es la destrucción de la persona por el sexo. En la dicotomía alma cuerpo, o espiritualidad sexualidad, acaba ganando este último, además con un carácter brutal como una fuerza que arrasa con espíritu, cultura, refinamiento…eso es Stanley, y no otra cosa significa la violación de Blanche.

La gran tragedia de ambas hermanas, aunque sea más dramático en el caso de Blanche, es que no son capaces de armonizar espíritu y carnalidad. O quizás no sean conscientes que ambas cosas están intrínsecamente unidas.

3.- El Sur.- Blanche Dubois es el mejor personaje que Tennessee consiguió crear y el más claramente sureño; para ella, pasado y presente se confunden, es incapaz de aceptar este último y aceptar la realidad. Para poder sobrevivir tiene que transformarla en fantasía.


El marco espacial de la obra es una calle en un suburbio de Nueva Orleans, mientras que el marco mental de Blanche es la plantación sureña. Estos dos mundos se contraponen a lo largo de toda la obra. Ella es un elemento extraño en ese ambiente; no encaja en él. Es el producto de una época pasada, un último residuo de una aristocracia al borde de la extinción. Blanche representa todas las características y virtudes de la mujer sureña, pero en total decadencia, lo que hace que le resulte cada vez más difícil mantener vivo en ella el mito y tradición del viejo Sur, por lo que tiene que recurrir al fingimiento y al disfraz de todo lo que hay en ella que no encaja en el papel que representa; así llega a Nueva Orleans dispuesta a representar su papel lo mejor que pueda y aunque el hogar de los Kowalski no es precisamente la imagen de una mansión de plantación, ella introduce pequeños cambios.


Otro dato importante es el vestuario, ya que si antes demostraba el esplendor de esa cultura, ahora justamente lo que representa es la decadencia de esa misma época. Todo es falso, el oro no es más que oropel aunque a simple vista y con luz atenuada pueda pasar por lo que no es.

Una de más de las características de las mujeres de ese viejo mundo era el coqueteo que nunca se confunde con falta de delicadeza; en la escena II Blanche intenta coquetear con Stanley, pero con hombres como el no hay nada que hacer, pues su relación con las mujeres ha sido siempre ir directamente al grano, sin galanteos. Otra cosa es Mitch, que aunque no conoce demasiado bien las reglas, responde mucho mejor.


Y como no podía ser de otra manera, esencial era la edad; aunque guapa, la edad pasa factura y se empieza a notar, pero no se da por vencida. Si de acuerdo con la tradición sureña ella tiene que ser joven y guapa, tratará de encontrar los medios para aparentar lo que ya no es, y si bien lo de la edad se arregla con una mentira, esta es inútil ya que siempre se acaba reflejando; eso es exactamente lo que pasa pese al maquillaje y las trampas de Blanche cubriendo las bombillas desnudas con farolillos de papel.

http://www.youtube.com/watch?v=N5nJ0ZpzhmM



4.- Los Personajes.-
Blanche representa la espiritualidad, pero también la esterilidad; el estéril reino celestial de Blanche es también el reino de la muerte, compañera inseparable de Blanche. Esta se caracteriza por su extremada debilidad; ella misma se identifica con una mariposa nocturna que ha intentado crear un bello rincón en medio de la fea y dura realidad, pero que se ha traicionado a sí misma con sus escapadas al mundo terrenal. Su mundo es de colores suaves y luz de farolillos de papel que la vuelven difusa. Su respetabilidad es falsa, que intenta ocultar su corrupción, decrepitud y atracción por el reino de Stanley con joyas que no son otra cosa que bisutería, pieles sintéticas y sermones de rectitud moral dirigidos a su hermana.


El que fue su marido, Allen, como ya he indicado era una persona extremadamente sensible, con una ternura y otros rasgos demasiado espirituales, además de su condición de homosexual; el también intentó escapar a lo que era casándose y engañando a Blanche, y también el camino de su deseo acabó en la muerte.

Stanley es un hombre con una forma infantil de ser; primitivo, simple, sensual y en ocasiones, brutal. Terriblemente egoísta y que no duda en destruir todo aquello que puede amenazarle o a lo que es suyo, pero parece hacerlo de forma inconsciente y como si se tratara de la reacción más natural. Es egoísta y destructivo igual que un niño ya que en el predomina, sobre todo, el instinto de supervivencia. Así pues hay en el egoísmo, destructividad, brutalidad pero sin maldad o en todo caso, con la maldad infantil. Se podría decir que Stanley representa la infancia de la humanidad y es el destinatario a sobrevivir pues tiene toda la vida por delante, mientras que Blanche se encuentra al cabo del camino, sin fuerzas para afrontar ya la dura e implacable realidad. Pero tras la infancia viene la madurez y tras ella la decrepitud y la decadencia. Esta parece ser la visión que Tennessee tiene del mundo: un lugar corruptor y degradante del que ni siquiera sus fugitivos pueden escapar, y que periódicamente necesita un diluvio que lo purifique y rejuvenezca.

Entre los dos extremos, Blanche y Stanley, se encuentran Stella y Mitch.


Stella procede del mismo mundo que Blanche, pero ha renunciado a ese viejo mundo por Stanley, por esa realidad carnal (tremendamente carnal). Aunque quizás no sea feliz, está contenta con su vida. En su relación sexual con Stanley ha encontrado el sustituto del bello sueño sureño. Sabe que Stanley es tosco, brutal a veces, pero al mismo tiempo también es viril y con él ha conocido una satisfacción sexual total. Stella es el espejo de Blanche, pero Blanche también lo es para Stella, así que difícil dicotomía entre el desamparo y desarraigo de Blanche, y la dependencia y sometimiento sexual de Stella.


Mitch tiene algo de caballero del Sur, pero también pertenece al mundo de Stanley cosa que Blanche está dispuesta a aceptar a cambio de la protección y del hogar que éste la puede proporcionar. Pero Mitch continúa apegado a su madre y en realidad lo que busca es alguien que la sustituya cuando fallezca; pronto se hace evidente que se ha equivocado de persona, y Blanche ve como lo que pasó con su marido homosexual se repite pero con ella. Y es que en realidad ambos se han tomado por lo que no son, por lo que no puede durar demasiado; por el contrario, Stanley y Stella se aceptan totalmente, sin fantasías ni disfraces; su relación está basada en el entendimiento sexual y para ellos resulta satisfactoria y fructífera.


Pero “Un tranvía llamado deseo” no es la simple historia de una víctima y su verdugo; Blanche ha estado cortejando su propia destrucción y el conflicto que mantiene con Stanley, es el reflejo externo de un propio conflicto interno mucho más destructivo. Su sueño interno es destruido por su propia realidad. Y el dilema de Blanche Dubois es, en realidad, el dilema del propio Tennesse Williams, que es a su vez el del sureño que está colgado entre dos mundos, uno que tuvo su realidad en un tiempo pretérito y otro que pertenece al presente.

La receta que propongo pertenece a la cocina Cajún y de hecho, ya en otra ocasión di la de marisco; bueno, pues en esta, es el Gumbo de pollo o ya-ya (así lo llaman). El aspecto que tiene es así; se puede comprobar en el Google, en las imágenes. Ese color tan oscuro es el roux; y si no fuera por el trabajito que lleva hacer el roux, yo la pondría más veces.


GUMBO YA-YA.

Ingredientes: 1/2 pollo troceado, 1 chorizo ahumado tipo criollo (o 250 gr. de salchichas de cerdo sazonada y ahumada), 300 gr. de arroz, 1 cebolla, 2 ramas de apio, 1 pimiento verde, 2 tomates triturados, 150 gr. de quingombós (okras), 2 hojas de laurel, 2 cucharaditas de especias cajún, aceite, harina.

Se pone 1 litro de agua con sal a hervir con el pollo durante unos 40 minutos. Una vez cocido, se retira, se deja enfriar y se desmenuza. Conservar el caldo.

En una sartén se prepara un roux con una cucharada de aceite y una de harina; ya lo expliqué en la otra:

http://comerbeberamar.blogspot.com/2007/05/louisiana-ii.html

Y se va removiendo y dejando tostar hasta que su tono oscurezca bastante, durante unos 20 minutos. A continuación se incorporan la cebolla, el apio y pimiento todo finamente picado y se rehoga durante unos 10 minutos; entonces se añade el chorizo o las salchichas desmenuzados y los quingombós y se sofríe durante unos 5 minutos más. Seguidamente se agrega el tomate triturado y las especias, removiendo hasta que el tomate espese y por último, el pollo desmenuzado y el caldo. Acompañar con arroz blanco.

Nota.- Especias Cajún.- 1 cucharada de ajo en polvo, 1 cucharada de cebolla en polvo, 2 cucharaditas de pimienta blanca machacada, 2 cucharaditas de pimienta negra machacada, ½ cucharadita de pimienta de cayena, 2 cucharaditas de tomillo seco, ½ cucharadita de orégano seco.
Mezclar todas las especias y la sal y conservar en un frasco. Se puede sustituir el ajo y la cebolla en polvo por sal de ajo y sal de cebolla respectivamente