viernes, abril 15, 2011

APROXIMACION AL PROBLEMA DEL MAL



Samuel Barber. Adagio for Strings, Op. 11. Filarmónica de Viena. Gustavo Dudamel.






(Revisado el 27 de agosto de 2025)

1.INTRODUCCIÓN

“...los diversos ensayos de definir el mal han fracasado siempre; el mal es indefinible, porque es inabarcable; es demasiado distinto, en sus variadas encarnaciones, para caber en un marco único. La división tripartita Clásica (mal moral, mal físico, mal social) delatan ese carácter multiforme, poliédrico, proteico del concepto”. 
( Ruiz de la Peña, Juan L.; “ Teología de la creación”. Ed. Sal Terrae (5ª ed.), p.157. Santander 1988).

La cuestión, como señala Ruiz de la Peña no es explicar el mal, sino creer desde la experiencia del mal, o como señala Congar en su obra “El problema del Mal” en “Dios, el hombre y el Cosmos”. (pp.687-736) , lo importante es ya no tanto las cuestiones metafísicas, sino como lo encara el ser humano, sobre todo cuando se convierte en riesgo de que le oculte el rostro de Dios. Necesita saber a la luz verdadera, el sentido del mal y del escándalo que siente hacia él.

El presente trabajo cuenta con una parte teórica o especulativa, otra que recurre a la Revelación, y por último una parte práctica y para ello tomo lo que señaló Benedicto XVI como ejemplo radical del mal, que es Auschwitz.

Antes de nada, será necesario mencionar lo que la Filosofía y la Teología han señalado respecto al tema del Mal, por ello he dedicado un primer apartado a esto. Se trata simplemente de tener en cuenta los diferentes puntos de vista que se han dado.

A continuación, trato el tema desde el punto de vista de la Revelación, ya que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el problema del Mal está continuamente presente, y más aún, si tenemos en cuenta que Cristo es la respuesta al Mal en el mundo y al sufrimiento; respecto a esto último, importante es la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II, “Salvifici Doloris” en el que se trata sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano.

Por último, y basándome en lo señalado por Benedicto XVI, he tomado el caso de Auschwitz como ejemplo de la forma extrema del Mal ; a continuación una serie de reflexiones e interrogantes que han suscitado, y una reflexión sobre ellos. En éste apartado hago una mención a lo que es un psicópata, no para tratar sobre el tema, sino debido a que me ha ayudado en el esclarecimiento de la cuestión.

2.EL PROBLEMA DEL MAL DESDE LA TEOLOGÍA Y LA FILOSOFÍA.

A lo largo de la historia de la reflexión teológica y filosófica se ha intentado encarar el problema del Mal y dar una respuesta a éste misterio. Así su indagación se ha llevado a cabo atendiendo a distintos aspectos:

2.1. Sobre el origen del Mal. Se han dado tres respuestas:

a) El Mal procede de Dios.

Se puede concebir de distintas maneras, por un lado aquellos que afirman que si Dios es la causa de todo, también lo es del Mal, así que o no es la causa o es limitado o que no existe. Por otra parte, que la existencia del mal es la consecuencia lógica de la producción de un mundo, pero que tal existencia no hace menos bueno lo producido. Por último, algunos afirman que el Mal es una prueba enviada por Dios al hombre para probar su paciencia y ponerlo en la vía de la santidad.

b) Es causado por el hombre.

Procedería de la rebelión del hombre contra Dios o su alejamiento de Él.

c) Es consecuencia del azar, de la Naturaleza, de la materia o de otras fuentes.

Es típico de las concepciones para las cuales el mal es el último grado del ser adscribir el mal a la materia.

Un aspecto importante en la reflexión sobre el Mal es la distinción que se establece entre mal físico, mal moral y mal metafísico.

El primero se refiere al dolor y sufrimiento físico, la enfermedad, la muerte, las catástrofes naturales, etc…El segundo sin embargo aunque pueda repercutir en lo físico, sin embargo posee otra cualidad muy distinta ya que va referido a las acciones y naturaleza del ser humano; éste sería propiamente lo que se llama pecado, según San Agustín. El mal metafísico se refiere a que al ser criaturas, somos necesariamente imperfectas siendo prisioneros de ello.

2.2.La Naturaleza del Mal:

Se puede hablar de tres enfoques o grupos de teorías respecto a la naturaleza del Mal:

a) El Mal formaría parte de la misma realidad, aunque éste sea precisamente lo menos real. Se trataría del llamado Mal Metafísico, aunque a veces se presente bajo la forma de mal físico o moral o ambos. Leibniz en la tradición occidental, el mal metafísico va ligado a la imperfección y a la falta de ser; globalmente se encuentra dominado por el bien, con lo que es una visión esencialmente positiva. El principio de plenitud considera que el universo es un plenum formarum y que en él, ninguna potencialidad del ser debe quedar incompleta. El principio de continuidad está asociado al de plenitud, en el que los seres se imbrican en un mundo continuo, que pasa de un eslabón de ser a otro mediante variaciones imperceptibles.

A estos principios se una gradación unilineal, que da lugar a un orden jerárquico que va desde los seres más ínfimos hasta el ens perfectissimum pasando por todo los posibles grados que son infinitos. Leibniz, ofrece su teodicea como un Discurso sobre la Bondad de Dios; consiste en un diálogo crítico con filósofos de su época.
El principio fundamental es que Dios es bueno, omnisciente y todopoderoso, y considera el mundo como el mas perfecto de todos; todas las cosas están relacionadas entre si.

Antes del mal moral (el pecado), existe un mal metafísico; Dios es la causa material del mal que consiste en lo positivo, y no de lo formal de este, que consiste en la privación.

El mal es algo accidental, una privación; desde el punto de vista moral, el mal depende de la voluntad humana, es libre. El hombre es libre e igualmente Dios, que no está sometido a una necesidad radical para actuar, para crear el universo, frente a Espinosa para quien Dios daba lugar de forma necesaria al universo. El alma es como un autómata espiritual, que actúa en virtud de sus propias leyes y de sus estados precedentes, y sin embargo sus acciones son contingentes, y libres, no necesarias con una necesidad absoluta.

La desgracia de las criaturas se produce por concomitancia, como producto de la realización de bienes más grandes. A veces el orden del todo exige el desorden de alguna parte. Como todos los posibles no son compatibles, cuando Dios crea el universo, se ha producido una lucha entre los posibles y han obtenido aquellos que todos juntos produjesen el máximo de realidad, de perfección y de inteligibilidad.
Para Plotino la materia es el mal debido a su indeterminación, a su falta de cualidades propias. El mal ligado a la materia es el mal primario, ontológico, al cual sigue el mal moral, que aparece en el alma, debido a la cercanía de este a la materia.

b) Conciben el Mal como una privación determinada. Esto sería lo defendido por San Agustín, San Buenaventura y Santo Tomás. De hecho, el mal en S. Agustín, es todo lo contrario a la naturaleza. La Bondad de Dios ordena; el principio de orden asegura un lugar a todas las cosas, incluidas las defectuosas, y el optimismo cristiano aspira a recuperarlas mediante el movimiento ordenado, por medio de la Redención. El mal es la privación del bien, que se identifica con el ser. No hay ninguna cosa que sea completamente mala porque entonces dejaría de ser pura y simplemente.

Por otra parte, Tomás de Aquino considera el mal como una privación de un bien particular más que como una realidad en sí. Es el sujeto en el que se da el mal quien tiene realidad. El bien es un bien universal al que se reducen todos los bienes. Dado el paralelismo entre ser y bien, todo lo que es alguna realidad debe ser un bien particular, luego el mal es la privación de algún bien particular. El carácter de culpa y el mal moral está relacionado con el aspecto interior, con la voluntad y no tanto con el aspecto exterior; el mal moral depende del libre albedrío.

c) Dualismo Radical. Tanto el Bien como el Mal son entidades separadas y opuestas; esto era lo defendido por religiones como el zoroastrismo, el maniqueísmo y respecto a la filosofía, los pitagóricos.

2.3.Como se enfrenta el hombre al Mal:

a) La “Algofilia”. Esta actitud encuentra en el mal una especie de satisfacción, y de hecho su etimología significa amor al mal o a los males. Sería sinónimo de masoquismo.

b) La Resignación. Los estoicos fueron los que propusieron la ataraxia como medio de enfrentarse al mal, ya que lo identificaban con las pasiones, por los que si éstas son dominadas, el mal queda amortiguado.

c) La Desesperación. Es la ausencia de esperanza en que se pueda combatir al mal; es cuando se dice que “no hay nada que hacer contra el mal”.

d) La Huída. Existen muchas maneras de huir ante la realidad del Mal, que van desde la indiferencia, pasando por una “liberación del yo” hasta llegar al ascetismo.

e) La “Adhesión”. Se da cuando se mantiene posturas contrapuestas, como es el caso del maniqueísmo, en el que se da una lucha entre las fuerzas del Bien y las del Mal, por lo que lo mejor es reconciliarse con ellas.

f) La Acción. Se dan muy distintas formas de luchar contra el mal, que van desde la acción individual hasta la colectiva, desde la trasformación del individuo hasta la social y que si bien se parte de una teoría, no todos los autores mantienen este punto de vista, señalando que la teoría es consecuencia de la acción. De todas formas, lo que destaca de la importancia de la praxis, del hacer, de la acción.


3.EL PROBLEMA DEL MAL DESDE LA REVELACIÓN.

3.1.ANTIGUO TESTAMENTO.

3.1.1.El Génesis. El pecado.

En el Génesis se nos da una explicación de la existencia del Mal en el mundo y de cómo se introdujo por la desobediencia de Adán y Eva, al querer ser como Dios. La introducción del pecado en el mundo, es sinónimo de la aparición del Mal en él, y el anterior significa la ruptura de la amistad del hombre con Dios y la destrucción de la armonía que reinaba en la Creación.

Nos encontramos pues con el mal físico y el mal moral. El mal físico que vendría representado en el parto doloroso de la mujer, en el esfuerzo de Adán para sacar fruto de la tierra, la cual le es hostil, la aparición de la muerte y el dolor en toda la Creación, que a mi juicio se representa con el vestido de piel de animal, por lo que ya aparece la necesidad de matar; el mal moral en la vergüenza de verse desnudos, en el sometimiento de la mujer por el hombre, que destroza la armonía de la pareja, más adelante en el asesinato de Abel a manos de Caín.

3.1.2.El Libro de Job.

Una de las respuestas más importantes que se han dado a la cuestión del Mal se encuentra en el Libro de Job; aquí nos enfrentamos con varias cuestiones como son además del misterio del Mal y del sufrimiento, el silencio de Dios o la interpelación del sufriente a Dios.

Job llega hasta el límite del dolor; ya no solo ha perdido sus posesiones materiales además de la salud, es que además se ve abandonado por los demás; su mujer no le comprende y le acusa, sus amigos le culpabilizan, siguiendo el modelo semita por el que la enfermedad y otras desgracias era considerada un castigo por alguna culpa. Así Job se ve completamente abandonado por todos e incluso piensa él, que también por Dios; de ahí su rebeldía ante la injusticia, su increpación en su soledad. El drama de Job es el de tantos millones de seres humanos.

Cuando Dios contesta a Job lo hace mediante una serie de preguntas (Job, 38-41) en las que se ponen en evidencia la miseria, los límites del ser humano. Estos límites son los que se refieren al de la duración de la vida, al del saber y al del poder; en una palabra, el hombre es finito tanto en su duración, en su sabiduría como en su capacidad.

La respuesta de Job es la única que se puede dar a las preguntas de Dios y a la presencia del Mal en el mundo:

“Me doy cuenta que todo lo puedes, Que eres capaz de cualquier proyecto.
[Dijiste:] “¿Quién es éste que vela mi designio, Con razones carentes de sentido?”.
Sí, hablé sin pensar de maravillas, Que me superan y que ignoro.
Sólo de oídas te conocía, Pero ahora te han visto mis ojos.
Por eso me retracto y me arrepiento, Echado en el polvo y la ceniza”
(Job, 42, 2-6)

Aunque Dios no le ha respondido concretamente a Job, sin embargo éste ya sabe, ya comprende que Su Sabiduría puede dar sentido a realidades como el sufrimiento y todo lo que ha rodeado a Job. Se trata finalmente de la aceptación existencial de la condición de criatura, de fiarse, de creer en Él, por eso la expresión de Job “Pero ahora te han visto mis ojos” significa la confianza depositada en el Señor. Será necesario esperar hasta la encarnación de Dios en Jesucristo para encontrar el sentido del sufrimiento del inocente.


3.2.NUEVO TESTAMENTO.

En el Nuevo Testamento se considera al mal dentro del plan de Dios, en la economía de pecado y salvación. Y más que hablar del mal, habría que hablar de males, es decir de realidades en un orden histórico; el mundo es hostil a su Creador y habiendo caído en la esclavitud y la enemistad, la humanidad aparece como enferma. De hecho, son frecuentes las curaciones que Jesús realiza, significando que la venida del reino, de la salvación no es solamente un ya en su persona, sino que también implica el cese del dolor y del sufrimiento.

Jesús no trivializa el mal, sino que conoce su profundidad y su poder de devastación, y tampoco se deja deslumbrar por él, ya que aún a pesar del Mal reconoce el Bien de las cosas de Dios. Pero Jesús apurará el cáliz del sufrimiento, de dolor, de desdicha en sus tres dimensiones: física, psíquica y social. La escena de Getsemani representa el tormento del dolor en estado puro, del que no comprende el mal que padece y pese a ello, se pliega a los deseos de Dios; desde la experiencia del dolor, del mal, Jesús ha creído en el Señor al cual continúa llamando Abbá.

La respuesta de Jesús al Mal es la Cruz; la Cruz y la Resurrección. Dios asume al Mal en el mismo plan de salvación, siendo ésta la sabiduría de la Cruz. Mediante la Cruz y la Resurrección el Mal queda vencido; es el triunfo del amor sobre las consecuencias del pecado, sobre la muerte, y de la misma manera que el hombre es salvado por Cristo, así lo será toda la Creación; en palabras de San Pablo (Rm 8, 20-23):

“La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad, no espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto”.

En realidad, la respuesta que el cristianismo da al problema del Mal se encuentra en Jesucristo, muerto y resucitado.


4.ALGUNAS CONCRECIONES DEL MAL.

Por desgracias existen muchas concreciones del Mal; yo me voy a fijar en una: Auschwitz.
Los dos últimos Papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI son los que se han manifestado sobre este tema. No hace mucho que el último señaló lo siguiente:

"Los campos de exterminio nazis, al igual que los otros campos de exterminio, se pueden consideran como símbolos extremos del mal, del infierno que se abre en la Tierra cuando el hombre olvida a Dios y trata de sustituirle, usurpándole el derecho a decidir sobre el bien y el mal, a dar la vida y la muerte. "

Distintos filósofos y teólogos han tratado de dar una explicación, una respuesta a lo que pasó, pero a mí entender el que se considere un símbolo extremo del Mal que tiene lugar cuando el hombre olvida a Dios, es suficiente. Curiosamente, tiene mucho que ver con lo señalado por el psicólogo criminalista Vicente Garrido, cuando hablando de los psicópatas, señala que estos son el ejemplo de lo que sería un mundo sin Dios. La incapacidad de empatizar, de bondad, de compasión, el objetivar y utilizar al otro hasta su destrucción deseada o sin que ésta importe, etc… son rasgos que se dan tanto en el primer caso como en el segundo. Así que ¿dónde no está Dios o qué es el Mal?.

Es la ausencia de Dios, pero sin que esto signifique que no está con las víctimas, pues es ahí precisamente donde lo podemos encontrar. En medio del Mal, Dios está en la Cruz, crucificado con todas las víctimas inocentes. Dios sí estaba en Auschwitz, pero en las cámaras de gas con los asesinados, con los torturados, con todos aquellos despojados de su dignidad.

Y Auschwitz, con independencia de la ayuda y los millares de vidas salvadas por la acción de católicos de todo tipo y condición: sacerdotes, religiosos y laicos, también ha interpelado a los cristianos por dos motivos; primero que no toda actuación fue irreprochable y, segundo, se debe reconocer, el historial que ha tenido el cristianismo.

Por esto Juan Pablo II ya pidió perdón y publicó NOSTRA AETATE y “NOSOTROS RECORDAMOS: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA SHOAH” . Documento de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo.

Voy a tomar este ejemplo de Auschwitz para presentar una serie de reflexiones e interpelaciones al cristianismo acerca del Mal y del sufrimiento, para ello me guiaré de la reflexión de José María Mardones.

Algunos teólogos, como Metz y Moltmann, se han preguntado la razón por la que desde la teología cristiana se ha cuestionado tan poco acerca de la Shoah y desde el momento en que la pregunta sobre las víctimas se confronta con un Dios que las recuerda y les hace justicia, todo cambia en el pensamiento teológico: Dios, Cristo, y las víctimas y verdugos, pasando de un cristianismo pretendidamente inocente frente al Holocausto a reconocer que le afecta profundamente, ya que desde el cristianismo se propiciaron la mayor parte de los estereotipos antisemitas, fue una sociedad mayoritariamente cristiana la que asistió indiferente al asesinato de millones de judíos y el genocidio judío fue llevado a cabo por un mesianismo político, “una suerte de herejía judeocristiana –dice R. Rubenstein- que intentaba la muerte del Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, el Dios de Jesús.

4.1.La Pregunta por Dios.

Señala Moltmann que la pregunta “¿por qué Dios ha permitido…?, son las del espectador ante los hechos, que supone un Dios alejado y frío y que pretenden justificar a Dios. Es la pregunta del implicado y sufriente, “Dios mío, ¿por qué…?, o bien “Dios mío, ¿dónde estabas cuando…? que aún no teniendo respuesta no dejan intocados ni al creyente ni a Dios, ya que le hace preocupado y partícipe de nuestro sufrimiento. Pero también está la pregunta de Dios al hombre, al autor del sufrimiento y de la muerte: “Adam, ¿dónde estás? o mejor la de “Caín, ¿dónde está tu hermano?”.

Pero respecto a quienes señalan que ya no se puede orar después de Auschwitz, la respuesta es que sí, se puede orar porque se había orado en Auschwitz; aquí se rezó y entonó el Shema Israel y el Padrenuestro. Y esto nos proporciona la ayuda para señalar, como ya lo hizo D. Bonhöffer en 1944 que “solo un Dios sufriente nos puede ayudar”. La solidaridad con las víctimas es la respuesta consecuente de la fe. Este camino tiene sus grandes antecedentes en el exilio de Israel, en el que Dios les acompaña en la ocultación y la autohumillación; Dios no ha dejado de ser omnipotente, es que Dios se ha autolimitado. El amor que es Dios y que se da sin retener, da el don de la libertad a otros, a fin de que respondan libre y responsablemente con amor. Pero la libertad también tiene la posibilidad del rechazo y del mal. Y un Dios que se arriesga por amor a sus criaturas y se identifica con las víctimas (Mt 25, 35), está con y en las víctimas.

4.2.La Pregunta por Cristo.

Auschwitz representa el fin de la visión de un Cristo pantocrático. Cristo es el Dios encarnado que nos ayuda, no a través de la omnipotencia, sino a través de la impotencia; aparece al lado de la víctima y es él mismo víctima; pero lejos de ser inactividad es una nueva realización humana a través de la compasión solidaria efectiva con las víctimas inocentes. Cristo salva en la Cruz, en medio de la insolidaridad e indiferencia humanas, en un servicio desinteresado a la causa del hombre; una salvación en camino que aún no ha llegado a su plenitud escatológica. Es un ya, pero todavía no, por eso la Cruz no puede ser símbolo de vencedores y conquistadores.

4.3.La Pregunta por el Cristianismo.

No podemos negar que el cristianismo quedó cuestionado en Auschwitz, pese a todas las buenas acciones que se hicieron y resistencias heroicas. Posiblemente lo que murió en Auschwitz fue aquél de las connivencias con los crímenes de la humanidad, aquél que justificaba a los poderes del mundo. Sólo cabe el cristianismo solidario con las víctimas, el de la denuncia de la injusticia y la opresión, el que se opone a las formas del Mal, procedan de donde procedan.

4.4.La Pregunta por las víctimas y el victimario.

Otra pregunta que se origina en Auschwitz es la siguiente: ¿dónde estaba el hombre, donde su humanidad?. Auschwitz representa la enorme vulnerabilidad del ser humano, la decadencia de la solidaridad, el embrutecimiento moral. Y lo peor de todo, es que la mayoría de los culpables no son ni bestias ni monstruos; esto quedó perfectamente demostrado por Hannah Arendt en su obra “Eichmann en Jerusalén”. En la introducción a “La vida del espíritu”, Arendt diría a propósito de Eichmann:

"Me impresionó la manifiesta superficialidad del acusado, que hacía imposible vincular la incuestionable maldad de sus actos a ningún nivel más profundo de enraizamiento o motivación. Los actos fueron monstruosos, pero el responsable —al menos el responsable efectivo que estaba siendo juzgado— era totalmente corriente, del montón, ni demoníaco ni monstruoso".

En Eichmann descubrió Arendt un agente del mal capaz de cometer actos objetivamente monstruosos sin motivaciones malignas específicas.

¿Hay perdón para los culpables?, ¿en qué condiciones?, ¿es posible la reconciliación entre víctimas y verdugos?. El perdón es posible, y lo tienen que conceder las víctimas, pero antes es necesario el arrepentimiento, y por otra parte, un perdón sin justicia es un oprobio.

El último problema es el de lograr la reconciliación entre verdugos y víctimas; el creyente cristiano piensa que Dios ha levantado el signo de reconciliación entre los hombres en la Cruz de Cristo. En la identificación de Jesucristo con todas las víctimas se puede atisbar el legado del amor del cristiano al enemigo: la posibilidad de afirmar a su enemigo como futuro amigo.

4.5.Reflexión Final.

Un aviso los cristianos es que lo sagrado es el ser humano, especialmente el pobre, la víctima, el oprimido, el más débil. Con ellos se identifica el Jesús Señor y Juez de la Historia (Mt 25,35). Nuestra tentación es olvidarlo, y tendrá que venir el hereje y, de fuera del Pueblo, el samaritano, para recordar a los creyentes dónde está el centro de lo sagrado y del encuentro con Dios: en hacerse prójimo, aproximarse al caído y la víctima (Lc 10,36).


5.CONCLUSIÓN.

El Mal es una realidad que se tiene que combatir, no solo a nivel individual, sino también a nivel social y es necesario tener en cuenta que una de las armas más efectivas del Mal es el poder subyugante del miedo, que paraliza la libertad y la voluntad . Pero hasta el mismo Jesús pasó miedo, como se ve en Getsemani. Seguir el camino de Jesús es también vencer ese miedo que nos amordaza frente a la injusticia, hasta el punto de estar dispuestos a dar la vida. Es la única manera de vencer al mal; esto se vio en la Alemania nazi, en el país Vasco (los que siguieron jugando a las cartas delante del cadáver del amigo) y en tantas otras ocasiones.

Ser seres humanos en todo su sentido significa estar dispuestos a ir más allá de la vida, a hacer uso de la auténtica libertad y dignidad, las cuales son arrebatadas cuando vence ese miedo, el siervo más efectivo del Mal.

De todas formas, no doy por concluido el tema, no puedo darlo ya que, sin querer ser una nueva Casandra, se avecinan tiempos duros en los que a la humanidad, por la acción de ciertas filosofías, ideologías y alguna religión, se la intenta volver a despojar de su dignidad. De nuevo los más débiles y las minorías, se ven expuestos a la destrucción de sus vidas. Otra vez lo mismo, aunque revista otra forma, pero el rostro del Mal es el que se esconde tras los nuevos ropajes.


6. BIBLIOGRAFÍA.


“Nueva Biblia de Jerusalén”. Ed. Desclée De Brouwer. Bilbao 1998.

Lévêque, Jean; “Job. El libro y el mensaje”. Ed. Verbo Divino, Cuadernos bíblicos nº 53 (2ª ed.). Estella 1987.

Congar, Yves M.-J.; “El problema del Mal” en “Dios, el hombre y el Cosmos”. (pp.687-736). Ed. Guadarrama. Madrid 1959.

Ruiz de la Peña, Juan L.; “Teología de la creación”. Ed. Sal Terrae (5ª ed.). Santander 1988.

Ferrater Mora, José; “Diccionario de Filosofía”. (Vol.III). Ed. Alianza. Madrid 1990.

Mate, Reyes (ed.); “La filosofía después del Holocausto”. Ed. Riopiedras. Barcelona 2002.

Arendt, Hannah; “Eichmann en Jerusalén”. Ed. Debolsillo. Barcelona 2004.

Haffner, Sebastian; “Historia de un alemán”. Ed. Destino Barcelona 2000.



Bueno, pues la receta que os sugiero hoy es la siguiente:






ENSALADA DE MARINADOS Y CÍTRICOS

Ingredientes: Naranjas, mandarinas, pomelo (opcional), limón, bocartes, salmón y bacalao (todo ello marinado), sal, aceite y vinagre.

Se pelan las futas y se les quita en la medida de lo posible las telillas, se corta o desgaja y se añaden los pescados en trozos o tiras. Se aliña con aceite, vinagre, unas gotas de limón y sal, se deja reposar y se sirve.