CARNAVAL
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Música. Camille Saint-Saens. “El carnaval de los animales” (1886). Pinchar en “Fósiles”:
http://www.epdlp.com/compclasico.php?id=1118
El post está encabezado por la obra de Brueghel el viejo, “La riña entre el Carnaval y la Cuaresma” (1559). Para verlo mejor pinchar aquí:
http://217.75.242.165:8080/4DPict?file=20&rec=26.711&field=2
Los orígenes del carnaval se encuentran, según señalan los etnólogos, en antiguas fiestas paganas como los Saturnalia romanos, celebraciones dionisiacas griegas e incluso en mitos celtas o indoeuropeos.
Por lo que a la etimología se refiere, en la Edad Media la Iglesia propuso que vendría del latín vulgar carne-levare, que significa abandonar la carne. Pero precisamente en carnaval se comía carne y tocino, así que no parece lo más adecuado. Después se pasó a la italiana carnevale, que significa que durante el Carnaval la “carne vale”, es decir, que se puede comer.
Pero a finales del S.XX varios autores comenzaron a señalar hacia el origen pagano de la palabra. Carna era la diosa celta de las habas y el tocino; otros piensan que viene de las fiestas dedicadas al dios indoeuropeo Karna e incluso se señala a una antigua tradición en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-Baal) en una fiesta en la que todo vale.
Hoy en día es una fiesta popular en la que la gente, sobre todo los niños, se disfrazan. Se celebra en Europa y en Hispanoamérica; particularmente célebres son los de Brasil y los de Venecia; éste último debe ser una maravilla pues tanto los trajes como las máscaras se inspiran en el S.XVII, donde la nobleza se disfrazaba para mezclarse con el pueblo.
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Ingredientes (para 4 personas): 2 huevos, un vaso de vino de aceite, un vaso de vino de vino blanco, un sobre de levadura Royal y la harina que pida, azúcar y canela en polvo.
Batir bien los huevos y añadir el aceite, el vino y la levadura, cuando estén bien mezclados ir añadiendo la harina necesaria hasta que quede una masa ligera y bien mezclada que no quede pegada a los dedos.
Dejar reposar dicha masa durante 2 horas y seguidamente extenderla muy fina hasta que quede como una hoja pero sin que se rompa, cortarla y freír las orejas. Depositarlas en una fuente cubierta con papel de cocina para que escurran. Mezclar bien el azúcar y la canela y espolvorear abundantemente las orejas mientras estén calientes. También se puede poner miel en vez de azúcar.