domingo, abril 15, 2007

MADRID: HAMBRE Y GUERRA



Música. En el link que os pongo, podréis encontrar canciones de ambos bandos, así cada cual puede escoger lo que quiera. Respecto a las que aparecen en la película “Las bicicletas son para el verano”, son "A las barricadas", "Himno de Riego" y "El quinto regimiento".


Antes de comenzar, quisiera aclarar algo para evitar mal entendidos. No comparto ninguna de las tesis de los bandos que hicieron la guerra; lo que sí entiendo perfectamente es el fenómeno de causa-efecto y que cuando se tira demasiado de la cuerda, ésta se rompe, tanto por un lado como por el otro. Lo peor de las guerras y revoluciones, son las víctimas inocentes que nada tienen que ver ni con unos, ni con otros.






“Las bicicletas son para el verano”, escrita por Fernando Fernán-Gómez en 1977 y ganadora del premio Lope de Vega, es una obra de teatro que tiene como protagonistas a un familia madrileña normal, trabajadora, de clase media durante la etapa de la guerra civil. Comienza la acción el día en que parte del ejército (una parte importante) se sublevó y termina con la victoria de éstos. Durante éste tiempo, la familia intentará adaptarse a las distintas situaciones: miedo, alteración de costumbres, falta de lógica y sin sentido y, sobre todo, hambre, mucha hambre. Seguramente, muchos habéis visto la adaptación cinematográfica de la obra teatral y, en vista de que los personajes acaban siendo entrañables, cuando se acaba la película surge la pregunta de qué sería de ellos. Bueno, pues en el libro existe un apéndice en dónde se nos dice que ocurrió:

Don Luis.- Fue detenido y tras pasar un breve tiempo en un campo de concentración, fue juzgado por la incautación de las bodegas; la sentencia fue de 12 años que quedó reducida mediante el sistema de reducción de penas por el trabajo. Dicho trabajo consistió en hacer farolillos chinos y escribir poemas de carácter religioso, especializándose en San Isidro Labrador. Salió de la cárcel y, con 55 años el único trabajo que consiguió fue de agente de seguros, aunque no le resultó muy bien. Murió a consecuencia de una bronquitis crónica que cogió durante su estancia en la cárcel.

Doña Dolores.- Quedó en casa con su nieto y tras pasar un año de enfermedad, en la que se le llenó el cuerpo de furúnculos, se dedicó a coser para algunas tiendas. Finalmente decide irse a vivir con Doña Antonia, su vecina.




Luisito.- Abandona sus sueños de escritor y se pone de firme a trabajar en la oficina en dónde se colocó como chico de los recados. Se va abriendo camino y finalmente consigue, ya con otro puesto en la empresa, que los jefes le manden de encargado de la oficina a Barcelona, dónde se casa.

Manolita.- Continúa siendo actriz en obras de poca monta. Rehace su vida sentimental junto con a otro cómico.

Rosa.- La novia de Pedrito, el vecino, muere a causa del tifus exantemático; también conocido como piojo verde o tifus del hambre.

Una de las constantes de la obra, es la presencia del hambre; el hambre que se pasó en Madrid tanto durante la guerra como durante la posguerra. Dejando el tema de la posguerra, que ya se tratará en otro momento, me centraré en el período de guerra en Madrid, ya en septiembre y octubre del 36 comenzaron a escasear el trigo, la carne y el carbón, en los primeros meses del 37, el pan y en marzo del mismo año se inauguró el racionamiento. El arroz, las lentejas, y algo de aceite fueron la base de la alimentación durante éste tiempo en la ciudad. Precisamente, en la obra de Fernán-Gómez, se presenta éste problema de una manera importante, concretamente en una escena en la que se pregunta quién toma cucharadas de la cazuela antes de que ésta se ponga en la mesa, resultando que todos los miembros de la familia, por no poder aguantar más el hambre, metían la cuchara. Esta es la confesión de Don Luis:

“Así, desde hace aproximadamente un mes, ya sea lo que haya en la cacerola: lentejas, garbanzos mondos y lirondos, arroz con chirlas o agua con sospechas de bacalao, yo...me meto en la cocina...y me tomo una cucharada”. El mismo autor señala, en nota a pié de página: “Durante la guerra, los dos platos más comunes entre la población civil madrileña fueron el arroz con chirlas y las lentejas sin nada”.


Así que vamos al arroz con chirlas; éste plato me lo preparaba mi abuela, cuando yo era pequeña, todos los sábados que iba a comer a su casa. Me continúa encantando y sé que a alguno de vosotros, también. Pues aquí va la receta:
 




ARROZ CON CHIRLAS. (Foto casera. Pinchar para ampliar).

Ingredientes (por persona): Arroz, aceite, 1 diente de ajo, perejil, laurel, 200 grs. chirlas (o almejas de cultivo), sal y agua.

En una cazuela, echar un poco de aceite y añadir el diente de ajo entero, el laurel y el perejil picado. Rehogar a fuego medio y echar el arroz, darle un par de vueltas con la cuchara y verter el agua (doble cantidad que de arroz). Dejarlo durante 10 minutos a fuego vivo, pasado éste tiempo, añadir las chirlas que antes habremos tenido en agua con sal y lavadas, y bajar el fuego a lento pero sin que pierda el hervor. Tapar la cazuela y dejarlo así unos 8 minutos. Pasado éste tiempo, retirar la cazuela y dejarlo reposar unos 3 minutos o así. Retirar el laurel y el ajo y servir.

Nota.- El arroz debe quedar un poco caldosito; no es un arroz duro por eso en necesario tomarlo de inmediato.