miércoles, septiembre 10, 2008

1933-1939.

http://es.youtube.com/watch?v=LNMVMNmrqJE&feature=related


Famosa escena de la película Cabaret.

2. DESDE 1933 HASTA EL COMIENZO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1933-1939).

Nos encontramos en una época realmente compleja, en la que se dan el triunfo de los totalitarismos tanto de derechas como de izquierdas; tales ideologías compartían, tanto las unas como las otras, el más profundo desprecio por el individuo, por la persona y sus derechos, todas ellas se remitían a universales carentes de humanidad. El proletariado, en las dictaduras de izquierdas, la patria, nación, lengua e incluso sangre y raza, en las de derechas, movían a unas masas enfervorecidas. Por otra parte, las democracias se encontraban muy desprestigiadas y, ante la situación de profunda crisis económica originada tras el crack de la bolsa de Nueva York, en el año 29, las gentes, en su mayoría, no vacilaron en arrojarse en los brazos de los totalitarismos como tabla de salvación. De todas formas, también se debe añadir que las corrientes de pensamiento contribuyeron no poco a la deshumanización de Occidente.

Todo esto y más se dan cita en la situación en la que se encontraba Alemania. Tras perder la Primera Guerra Mundial, los vencedores impusieron a Alemania, en el Tratado de Versalles, unas condiciones que para los alemanes resultaron humillantes, además la crisis económica fue especialmente severa en este país, alcanzándose unas tasas de desempleo realmente alarmantes; por otra parte el gobierno democrático demostró su ineficacia. Hitler prometía trabajo para todos y la recuperación del orgullo nacional, y los alemanes le siguieron en masa.

Cuando Hitler se convirtió en canciller de Alemania, el 30 de enero de 1933 y alcanzó la mayoría parlamentaria en marzo de ese mismo año, se inició por parte del anterior un acercamiento a los católicos de la mano del vicecanciller católico Von Papen, solicitando un concordato con la Santa Sede y aunque el episcopado alemán revocó en una pastoral conjunta la condena del nazismo, exceptuando algunos puntos, continuaron los actos violentos contra los católicos y la aprobación el 30 de marzo y el 7 de abril, de las leyes raciales. El problema en la Santa Sede era de difícil solución, ya que pese a que los actos y leyes del nazismo eran inhumanos, un rechazo de un concordato hubiera supuesto un mayor endurecimiento por parte del nazismo.

El 20 de agosto de 1933 se firma el Concordato entre el Vaticano y Hitler. La intención del primero sería proteger a los católicos de Alemania, mientras que la del segundo fue la de obtener una cierta respetabilidad ante el mundo; es decir, por parte de la Santa Sede se trataría de una actitud defensiva, así se dijo posteriormente en la Encíclica “Mit Brennender Sorge” y al final de la guerra, en los juicios de Nuremberg:
http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-04/tgmwc-04-28-10-sp.html

Si analizamos el Concordato se llega a esta conclusión:
http://webs.advance.com.ar/pfernando/DocsIglCont/ConcordatoIIIReich.htm

sin embargo no fue respetado por Hitler; casi de inmediato comenzó la persecución a las diferentes iglesias, ya que el 25 de julio se dio a conocer la ley de esterilización, ante la cuál protestaron todas ellas; esta ley entró en vigor el 1 de enero de 1934 y aunque la Iglesia se opuso enérgicamente, fue el cardenal Clemens August von Galen, que es recordado como el “León de Münster” por su valentía, el que el 29 de enero de 1934, protestó públicamente por la ley de esterilización:
http://www.conoze.com/doc.php?doc=3978

La esterilización de deficientes y otras personas con discapacidades no era nueva en occidente; de hecho en esa época era una teoría bastante popular y no resultaba mal vista, por esa razón Pío XI había publicado el 30 de enero de 1930 la Encíclica “Casti connubi” en la que se condena la esterilización y el control de nacimientos:
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_31121930_casti-connubii_sp.html

Es también a principios de 1934, cuando se dio permiso a las juventudes hitlerianas para que hostigaran a miembros de grupos juveniles católicos por toda Alemania y en la “Noche de los cuchillo largo” se ejecutó a dirigentes de las juventudes católicas; todo lo anterior junto con el asesinato del canciller austriaco Dollfuss, fue más que elocuente.

Así mismo, es en éste año cuando la Iglesia pone en el Índice de libros prohibidos las obra de Alfred Rosenberg, “El mito del siglo XX”. Rosenberg era el máximo teórico del nazismo, perteneciente a la Sociedad Thule; defendía la teoría de la sangre y la raza y su obra fue, junto con el “Mein Kampf” de Hitler, la lectura más extendida entre los miembros del cuerpo de elite de la SS, sobre el que ejerció una gran influencia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_Thule

Desde la firma del Concordato hasta finales de 1934, los nazis atacaron a la Iglesia de diferentes maneras, mediante:

Ø La libertad de las asociaciones.
Ø El monopolio de la educación por parte del partido.
Ø La parálisis de la prensa católica.
Ø La destitución de profesores católicos.
Ø Ingerencias en los seminarios.
Ø Difusión en las escuelas y en los campos nazis de tesis fuertemente anticristianas, inspiradas en la doctrina de Rosenberg.

A partir de 1935, después del plebiscito sobre la cuenca del Saar, se desencadenó la campaña contra el clero y contra las asociaciones católicas. Lo que el gobierno nazi hizo fue lo siguiente:

Ø Mantuvo e intensificó una constante acción dirigida a controlar el culto, la actividad de la Iglesia y la vida de los fieles.
Ø Cerró más de quince mil escuelas confesionales.
Ø Limitó y controló la enseñanza religiosa; disolvió las asociaciones religiosas.
Ø Obligó en 1936 a toda la juventud a inscribirse en la Hitlerjugend.
Ø Controló severamente la predicación de los sacerdotes.
Ø Subyugó a la prensa católica.
Ø Puso muchas restricciones a todas las manifestaciones católicas.
Ø Intensificó la propaganda de la ideología de Rosenberg.
Ø Montó procesos escandalosos y artificiales contra el clero.

La ideología de Rosenberg, expuesta en su obra “El mito del siglo XX”, era el nuevo credo en el que se quería educar a la juventud. Se puede descargar y leer en el siguiente enlace que aparece al final del párrafo. Consideraba Rosenberg que la figura de Jesús había sido falseada por san Pablo, quien, a pesar de su conversión al cristianismo, había sido desde siempre un representante de los intereses judíos. Tomando como fuente a san Efrén (siglo IV), afirma que Jesús fue hijo de madre siria y padre romano. Asimismo, sostenía que la cruz cristiana había sido un viejo símbolo germánico; es decir, que Jesús era ario.
http://www.zshare.net/download/17292615ce1642/

El 14 de abril de 1937, sale la Encíclica “Mit Brennender Sorge”. Para empezar, llama la atención que fuera escrita en alemán. En ella, el Papa recordaba el concordato y las reiteradas violaciones del mismo por parte de los nazis; de hecho, se debe señalar que desde la firma del anterior hasta 1937 el Vaticano mandó más de cincuenta notas diplomáticas protestando. Además, previno a los alemanes contra la desviación de conceptos religiosos fundamentales y recordaba cuál es la genuina fe en Dios, en Jesucristo y la Iglesia, frente al panteísmo y la divinización de la raza, del pueblo o del Estado.
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_14031937_mit-brennender-sorge_sp.html

Denunció igualmente el intento de adoctrinamiento moral de los jóvenes por parte del régimen nazi y condenó el culto de la personalidad, el racismo, el darvinismo social y la persecución de las minorías nacionales, étnicas y religiosas, así como la esterilización de minusválidos y de razas consideradas “inferiores”.

http://www.corazones.org/doc/mit_brennender_sorge.htm

Esta encíclica se debió a la petición por parte de la Iglesia alemana de un mensaje enérgico por parte de la Santa Sede; fue escrita por el cardenal Faulhaber, arzobispo de Munich y revisada por el cardenal Pacelli. Entró y se distribuyó clandestinamente en Alemania y fue leída en todas las iglesias.
http://www.archimadrid.es/princi/princip/otros/docum/revhis/laconde.htm

La reacción no se hizo esperar y así, durante tres semanas, fueron condenados 103 católicos; en mayo 1100 personas, entre sacerdotes y religiosos, fueron llevados a prisión y en 1938, 304 sacerdotes fueron confinados en Dachau, el campo de concentración al que iban destinados los cristianos de cualquier rama. Las organizaciones católicas y la escuela confesional fue suprimida en 1939.
http://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Dachau

En marzo de 1938 Hitler invade Austria. Cuando Hitler -austriaco de nacimiento- llegó a Viena, se entrevistó con el cardenal Innitzer. Creyendo que era bien acogido, emitió unas directrices en las que pedía que se acogiera la anexión con buena voluntad, e incluía, como se lo habla pedido el Führer, el que las organizaciones juveniles se prepararan para incorporarse a las del Reich alemán. Pocos dias después encabezaba una declaración del episcopado austriaco en la que se daba la bienvenida y se ensalzaba al nacionalsocialismo alemán. Enseguida vio Innitzer que se habían rebasado los limites de la prudencia, y añadió una nota aclaratoria en la que se decía que todo lo anterior estaba condicionado a que se garantizaran los derechos de Dios y de la Iglesia. Como era de suponer, la propaganda nazi aireó la declaración, pero omitiendo toda referencia a esta última nota.
Este comportamiento fue muy mal recibido en Roma, máxime cuando incluía esa imprudente declaración sobre las organizaciones juveniles católicas. Innitzer fue inmediatamente llamado a Roma. Allí le esperaba Pacelli, con quien mantuvo una tensa conversación. Como resultado, L'Osservatore Romano publicaba el 7 de abril una declaración de Innitzer, que venía a ser una rectificación de lo anterior, en la que reivindicaba los derechos establecidos en el concordato austriaco, la independencia de las organizaciones juveniles católicas y los derechos de los fieles cristianos. Sólo entonces recibía Pío XI al cardenal austriaco; hasta entonces no había querido hacerlo. La respuesta fue que el palacio arzobispal de Innitzer fue asaltado y arrasado por las "hitler-Jugend", las juventudes hitlerianas.

En mayo de 1938, Hitler visitó Roma y Pío XI se ausentó recluyéndose en Castelgandolfo, para protestar de que en Roma se alzase otra cruz que no fuera la cristiana, según explicó L´Obsservatores Romano. Siguieron las protestas contra el fascismo por hermanarse con el nazismo en cuanto a las leyes raciales se refiere. Así el 6 de septiembre de 1938, el Papa pronunció la siguiente frase:
“En Cristo somos todos descendientes de Abraham. El antisemitismo para un cristiano es inadmisible: espiritualmente todos somos semitas”.

Pero los actos contra los judíos continuaron y se intensificaron, hasta tal punto que Pío XI llegó a pensar en una nueva encíclica contra el racismo, pero murió el 10 de febrero de 1939, y eso lo paró todo.

El 2 de marzo de 1939, el cardenal Eugenio Pacelli es elegido Papa, tomando el nombre de Pío XII. Desde su nombramiento hasta el estallido de la guerra, Pío XII hizo todo lo posible para evitar que las naciones entraran en conflicto armado, intentando mediar entre ellas para alcanzar una solución pacífica.

Bueno, pues la receta de hoy es típica de Alemania, o al menos eso dice el libro de cocina alemana (todas las de éste país están sacadas del mismo libro). Pese a su simplicidad, me sorprendió lo ligero y suave que es éste plato; la verdad es que me gustó.

ENSALADA DE PATATAS CON BEICON. (Foto casera. Pulsar para ampliar).

Ingredientes (para 4 personas): 1 kg. patatas, 200 gr. beicon, 1 cebolla mediana, perejil, aceite, sal, pimienta blanca molida, vinagre.

Se pone agua en una cazuela y cuando esta hirviendo se echan las patatas con piel y un poco de sal. Es importante no pelarlas. Cuando ya están (unos 35 minutos si son pequeñas), se dejan enfriar, se pelan y se cortan en rodajas como de un centímetro. A continuación, se pica la cebolla muy menuda y el beicon se corta en tiras; se fríe en la sartén con un poco de aceite. Una vez que ya está, se retira y reserva. En una ensaladera, se mezclan las patatas, el beicon y la cebolla, se aderezan con sal, pimienta blanca, vinagre y el aceite con el de freír el beicon y se espolvorea con el perejil picado. Se reserva en la nevera hasta el momento de servir.