domingo, junio 26, 2011

ARTE MUEBLE. MANIFESTACIONES FUNERARIAS.

http://www.youtube.com/watch?v=jldxQnHtSKs



Como ya señalé en el post anterior, junto con al Arte Rupestre o Parietal, otra manifestación del mundo de las ideas es el Arte Mobiliar. Dentro de este, podemos diferenciar entre los objetos de uso práctico y adorno, y los objetos de uso no práctico (o no bien conocido). Respecto a los primeros, los objetos de uso práctico, tenemos los utensilios y armas (propulsores, arpones, azagayas, etc…) y los adornos.

Por lo que se refiere a los segundos, los podemos agrupar de la siguiente manera:



Bastones perforados (o bastones de mando).

Bastones no perforados (varillas ceremoniales)



Placas pintadas y/o grabadas.


Huesos con marcas incisas.




Estatuillas, que pueden ser de animales o humanas femeninas (las denominadas Venus). Respecto a las Venus, se conocen más de un centenar, aparecidas entre el Atlántico y el Lago Baikal. Su cronología es amplia, pero es en el Gravetiense y Magdaleniense cuando más abundan. Son estatuillas muy pequeñas, de 4 a 20 centímetros. Los rasgos característicos de tales figuras son la desnudez y el interés manifiesto por resaltar zonas muy concretas de la anatomía femenina omitiendo o relegando otras. Así la cabeza es tratada de forma muy somera, como un volumen, sin detalles en la parte correspondiente al rostro (excepto en la Venus de Brassempouy). A veces hay una indicación de los cabellos, mediante trazos lineales, reticulados, incisos, pequeñas bolitas… Los brazos suelen ser minúsculos, especialmente los antebrazos, y aparecen doblados y apoyados sobre los senos, o caídos hacia el vientre. Las manos, si es que aparecen, son indicadas por unos simples trazos grabados; los senos son muy voluminosos, así como el vientre, las caderas y las nalgas…todos estos elementos son los fundamentales, los que han recibido mayor atención. Suele aparecer bien marcado el sexo, mediante un triángulo con una incisión. Los muslos son aún elementos de importancia, en cambio las piernas son de tamaño muy reducido y generalmente no aparecen representados los pies.




Como ha señalado Leroi-Gourhan, una buena parte de las Venus puede encerrarse en un esquema de composición losángico: en un rombo de proporciones variables, podemos inscribir una circunferencia, dentro de la cual se encierran los senos, vientre, pubis y las partes superior e inferior del rombo encierran los elementos no interesantes para el artista (cabeza, piernas, etc..). Existe una simetría vertical y a veces también horizontal. El soporte es piedra o marfil. Entre las más importantes, están las siguientes:

Venus de Lespugne, Venus de Brassempouy, Venus de Dolni Vestonice, Venus de Sabiñano, Venus de Grimaldi, Venus del Cuerno, Venus de Sireuil, Venus de Willendorf,


En cuanto a su significado, se pueden sintetizar interpretaciones muy diversas en dos fundamentales:





Objetos puramente artísticos, ya sean representaciones idealizadas (ideal de belleza de la época) o estrictamente realistas; es este último caso serían auténticos retratos de mujeres realmente existentes que, en aras de la belleza, habrían alcanzado modificaciones anatómicas, concentraciones adiposas en determinadas zonas; se trataría de bellezas esteatopígicas, como las que se conocen en determinadas sociedades como por ejemplo entre los hotentotes.





Leroi Gourhan ha insistido en el carácter convencional de las figurillas. Se trata de obras regidas por rígidas normas de representación; las piezas están subordinadas a la idea de fecundidad, ya sea como meros amuletos mágicos capaces de asegurar la reproducción o bien de imágenes o iconos de un complejo culto –de índole fundamentalmente doméstica- a la fecundidad.

Como ya señalé en el post anterior, otros campos en los que se plasman lo que es el mundo de las ideas son las manifestaciones funerarias y las ideas de carácter estético asociadas a estas, así como las posibles manifestaciones de culto.

Manifestaciones funerarias:

Hasta el Paleolítico Medio no se conocen enterramientos, ya que el caso de Chu-ku-tien (Paleolítico Inferior), de un posible culto al cráneo, ha sido desestimado por los investigadores actuales. Los enterramientos del Paleo Medio, se irán generalizando en el Paleolítico Superior. En ambas etapas se presentarán diversas variantes: enterramientos individuales generalmente, dobles o triples en ocasiones con orientaciones, posturas, ajuares, etc… dentro de una homogeneidad en cada yacimiento. Y siempre el rito seguido es la inhumación, aunque en algunos casos se ha realizado la quema parcial de los restos (por ejemplo de las extremidades inferiores, como en Morín –es lógico, si no quieres que vuelvan, les quemas los pies y las piernas y ya está-), sin que pueda hablarse de verdadera incineración, que aparecerá en momentos más avanzados de la Prehistoria.

Algunos ejemplos de tumbas son los siguientes:





TESHIK TASH (Uzbequistán). Niño neanderthal protegido por cuernos de cabra.
SHANIDAR (Irán). Neanderthal enterrado sobre un lecho de flores.






QAFZEH (Israel). (Paleo Medio). Adulto protegido por cuernos de gamo y niño acompañado por cráneo de ciervo.


Las abundantes tumbas del Paleo Superior muestran generalmente ajuares, objetos de adorno y ocre.



SUNGIR (URSS). Varón enterrado con gran cantidad de cuentas de hueso, las cuales debieron de haber estado cosidas a sus vestimentas, gorro incluido, a juzgar por su dispersión.



Pueden servir para ilustrarnos sobre el cuidado con que se guardaron los restos funerarios. Pero tan claro deseo de proteger dichos restos ¿estuvo motivado únicamente por el respeto o por el afecto?, ¿o cabe apuntar una creencia en un mundo de ultratumba, en otra vida?. Sin duda, el acompañamiento a base de instrumentos y ofrendas de carne (trozos de animales) podría ser comparado con costumbres funerarias similares de sociedades históricas, de manera que podrían haber sido los alimentos necesarios para el “viaje” o para la existencia de ultratumba. Pero también pudieron ser “simples” elementos simbólicos –como es el caso de las flores, que seguramente no eran un alimento para el difunto-, de manera que no es posible precisar la posibilidad de una creencia religiosa, pero en todo caso, se trata de muestras de un pensamiento bien complejo.

En el yacimiento cántabro de Morín se han hallado restos funerarios (4 sepulturas) auriñacienses. Además de la presencia de ajuares, de ofrendas de animales completos o de trozos de carne, de ocre y hoguera es necesario tener en cuenta las amputaciones y las quemas parciales que aparecen en los enterramientos III y I. Semejantes prácticas cuentan con buenos paralelos etnográficos, y la motivación suele ser el temor a la intervención de los difuntos. Se da así una curiosa y contradictoria mezcla de respeto/temor, de deseo de conservar los restos, aunque sea a costa de destruir otros.

Ideas estético-funerarias:

A partir del Paleo Medio comienza a observarse la recogida de fósiles y minerales indiscutiblemente aportados y conservados por el hombre. Es posible que por diferentes razones, como su rareza, forma o color hayan provocado en el hombre paleolítico una valoración estética. Pero un mineral que debe ser considerado aparte es el ocre, cuya frecuente aparición en las tumbas indica que pudiera ser algo más; tal vez “solo” un símbolo funerario (como nuestro color negro, por ejemplo) o bien un agente mágico capaz de dotar de nueva vida al difunto, como sucede en sociedades primitivas donde aún lo siguen empleando. Ciertamente el caso de Grimaldi (P.Sup.) donde el ocre estaba formando un reguero o surco que salía de la nariz y boca del inhumado, parece apuntar en esta dirección.

Posibles manifestaciones de culto:

Animales Sacrificados. Es frecuente encontrar estos restos, bien enteros o bien determinadas partes. Aparecen en pequeñas fosas o han sido depositados intencionalmente en ciertos lugares, y parece indiscutible la existencia de sacrificios que podrían ser meramente mágicas o bien auténticos sacrificios en el sentido religioso de la expresión. Muller Karpe señala que en el primer caso, se trataría de conseguir mágicamente algo, por ejemplo, la multiplicación de la fauna; el hecho religioso supondría el reconocimiento de la naturaleza de animales, plantas, personas y cosas…y de la dependencia de todo ello respecto de algo trascendente: el sacrificio sería el reconocimiento simbólico de esa dependencia, sería un acto de sumisión ante la divinidad, etc…

El culto al oso. Muy relacionado con lo anterior y que fue deducido de la aparición de conjuntos de cráneos de oso en cuevas paleolíticas de Suiza. Como ha señalado Leroi-Gourhan, tales conjuntos parecen explicables por fenómenos puramente naturales (erosión, conservación diferencial). Salvo alguna excepción, parece desacreditado el mencionado culto.

Las Venus. Ya mencionadas anteriormente.

Posible carácter de “santuario” de las cuevas con representaciones artísticas, de las que ya también se ha hablado.




De lo que no cabe ninguna duda es que el hombre del Paleolítico, de alguna manera, como mínimo ya intuía y sabía que no era un animal más. No se puede negar que una de las características y elementos claves del ser humano, es su necesidad y sentido de una cierta trascendencia, sea del tipo que sea, y eso es una realidad que por mucho que algunos se empeñen, ahí está y no va a desaparecer.

Bueno, pues la receta de hoy es muy sencilla; la calidad de la fotografía es pésima, y más aún en el caso de las patatas rejilla, pero más adelante lo volveré a hacer y espero tener más suerte con la foto.



MUSLOS DE PAVO A LA BARBACOA CON PATATAS REJILLA.

Ingredientes (para 4 personas): 2 muslos de pavo, aceite de oliva, sal, pimienta, salsa barbacoa casera o preparada (en este caso, yo aconsejo la salsa barbacoa Hunt´s sabor miel y mostaza).

Para la salsa barbacoa: 1 litro de Coca-Cola, 100 gr. tomate frito, 50 gr. de salsa HP, 500 ml de caldo de carne, 2 cucharadas de salsa de soja, 1 cucharada de miel, 1 cucharada de mostaza. Se mezcla todo con la batidora.

Precalentar el horno a 180ºC, arriba y abajo. Retirar la piel de los muslos, untar con aceite y salpimentar. En una bandeja para el horno, echar un poco de aceite y poner los muslos; una vez que el anterior esté caliente, introducir y dejar unos 30 minutos, entonces untar con la salsa barbacoa y dejar otros 30 minutos. Es necesario darles la vuelta con frecuencia y si se ve que va quedando demasiado tostado, se tapa con papel de aluminio. Por supuesto, el tiempo de cocción depende del tamaño de los muslos; estos eran muy grandes, como se puede ver.

Nota.- Existen muchas recetas de salsa barbacoa; esta que os doy es la que yo hago y me gusta mucho; por supuesto, las cantidades que doy es para tener una buena cantidad.

Las patatas rejilla se hace con la cuchilla ondulada de la mandolina. Lo que se tiene que hacer es alternar la posición del corte de la patata en 90º; es decir, algo así como ¬ l ¬ l ¬ l… (horizontal, vertical, horizontal, vertical…) cada corte con un giro de 90 º. Después se fríe en aceite bien caliente, se le echa sal y ya está.


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