lunes, enero 01, 2007

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!


Música. Banda Sonora de Cabaret (1972).
http://www.epdlp.com/compbso.php?id=579

¡¡¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!!

¿De dónde procede la fiesta de Nochevieja?. Parece ser que en el imperio romano el mes de Enero estaba dedicado al dios bifronte Janus, al cual se le representaba con dos rostros, uno viejo y otro joven y que miraban respectivamente hacia detrás y hacia delante. Janus era el dios de las puertas, de los comienzos y los finales. Es el dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Su protección, por tanto, se extiende hacia aquellos que desean variar el orden de las cosas. Se le honraba cada vez que se iniciaba un proyecto nuevo, nacía un bebé o se contraía matrimonio. En todos los hogares se le dirigía la plegaria matutina, y en toda tarea doméstica se buscaba su asistencia. Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de enero (Ianuarius), el mes que derivó de su nombre porque inicia el nuevo año. Y no tiene equivalencia en la mitología griega, así que era un dios netamente romano.

Precisamente, en el imperio romano, se invitaba a comer a los amigos miel con dátiles e higos para que el comienzo del nuevo año fuese dulce. Esta vieja costumbre romana fue poco a poco entrando en Europa, donde con la misma finalidad venturosa comenzaron a ofrecerse lentejas, de las que se dice que propician la prosperidad económica del año que empieza. En la Edad Media la Iglesia trató de oponerse a las viejas costumbres, pero no consiguió extirpar la atmósfera disipada de la noche de San Silvestre, que se mantuvo como la última isla pagana de las doce noches navideñas (las comprendidas entre la Navidad y la Epifanía), que la Iglesia consideraba como periodo de renovación para mejorar el año venidero.
De hecho, la celebración de San Silvestre (que murió el 31 de diciembre del año 335) nada tiene que ver con las supersticiones que abundan tanto durante el paso de un año a otro. Sin embargo, en el caso de Silvestre II puede ser diferente, pues fue el Papa del año 999-1000. Durante el año 999 en casi toda Europa se respiraba el terror porque se pensaba que, al llegar la noche del 31 de diciembre, el mundo iba a desaparecer. Basándose en extraños sortilegios, en enrevesadas profecías y en supersticiones, se extendió por casi todo el viejo continente la certeza de que Dios castigaría a un mundo que durante mil años lo había abandonado. Unos meses antes había sido nombrado Papa Silvestre II; sus contemporáneos lo describieron como una persona muy sabia, al extremo de que lo consideraban casi un mago. Y algo de razón llevarían ya que consiguió calmar con sus palabras, leídas desde los púlpitos de media Europa, a toda aquella caterva de fieles asustadizos, y evitó, así, el caos y suicidios en masa.


Las supersticiones se hacen evidentes en días tan señalados como en Nochevieja. No es que se piense que el mundo va a desaparecer, aunque algunos creyeron la profecía de Paco Rabanne, en 1999, de que, coincidiendo con un eclipse solar, la estación espacial Mir caería sobre los parisinos; pero sí los hay que sostienen que es preciso llevar alguna prenda íntima de color rojo para tener buena suerte durante el año entrante, o que al brindar con champán u otra bebida hay que introducir algo de oro en la copa y así asegurarnos un año de prosperidad económica. Lo de las uvas es caso aparte; hay que comérselas todas -seis blancas y seis negras- y siguiendo la cadencia de las campanadas para apartar el mal fario de nuestras vidas. Pero pocos saben que esta costumbre nació en 1909: en aquel año hubo una excelente cosecha para los vinateros de Alicante, y, ante el excedente de uva que permanecía almacenada y para sacarle un rendimiento económico, decidieron inventar la superchería de que consumir doce uvas daría buena suerte para el nuevo año. Vaciaron los lagares, se llenaron los bolsillos e hicieron creer a todos en una mandanga que, al menos, nos hace pasar un buen rato.
Incluso todavía quedan los que mantienen la tradición de los antiguos romanos de recibir el nuevo año apoyado sobre el pie izquierdo para entrar en el siguiente con buen pie -el derecho-.

La receta que os propongo es de lo más sencillo y tonto y, además, no hace falta meterse demasiado tiempo en la cocina.

TOSTADA DE SALMÓN AHUMADO CON SALSA TÁRTARA (Foto casera. Pinchar para agrandar).

Ingredientes (para 4 personas): 8 rebanadas de pan de molde, 16 lonchas de salmón ahumado, mantequilla.
Para la Salsa Tártara: 1 taza de mahonesa, 1 cucharada de pepinillos finamente picados, 1 cucharada de alcaparras muy picadas, 1 rama de perejil muy picado, 1 cucharada de cebolleta finamente picada, 1 huevo duro muy picado.
Mezclar la mahonesa con todos los ingredientes y dejar enfriar durante 1 hora en la nevera.
Montaje del plato: Se tuestan las rebanadas de pan, se untan con la mantequilla, se ponen sobre la tosta las lonchas del salmón y se sirve, poniendo aparte la salsa tártara que cada uno se echará según le apetezca.