domingo, julio 01, 2007

LOS CUATRO JINETES (I)


Música: Guillaume de Machaut. “Rondeau 17; Dis et sept cinq” (1363):
http://www.epdlp.com/compclasico.php?id=3000

Imagen: interior de la Catedral Santa María del Mar.

Una de las mejores novelas que he leído últimamente es “La Catedral del Mar” de Ildefonso Falcones. La historia, que se desarrolla en el siglo XIV, trata de la vida de un siervo de la tierra y de la de su hijo Arnau en la ciudad de Barcelona a la que llegan huyendo de los abusos de un señor feudal; Barcelona entonces era una próspera ciudad que había crecido hacia la Ribera, el barrio humilde de los pescadores los cuales deciden construir, con el esfuerzo de todos, el templo mariano más grande que fuese conocido.
A la par que el templo, se desarrolla la vida de Arnau, el cuál desde sus humildes orígenes va consiguiendo prosperidad hasta llegar a la nobleza; pero esto le granjeará la envidia de algunos...

Retrato de una ciudad burguesa, en el sentido feudal del término, con todas las características que marcaron la época. Quizás la novela pueda recordar un poco a “Los Pilares de la Tierra” pero, por el retrato tan cuidado de la ciudad y sus características, a mi me recuerda a otras novelas. Cómo la época es una de las más interesantes, he decidido dedicarle varios post.

Nos colocamos en el siglo XIV que también podría ser llamado el siglo de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, pues se dieron cita el hambre, la peste, la guerra y, en consecuencia, la muerte, y ocurrió en todo el continente europeo. Veamos cada uno de los cuatro “personajes”:

1.- El Hambre.- “Miré entonces y había un caballo negro; el que lo montaba tenía en la mano una balanza, y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: “Un litro de trigo por denario, tres litros de cebada por denario”. Apocalipsis 6, 5-6.

Fue el primero en hacer aparición; ya en un texto de 1301 Fernando IV, rey de Castilla y León, nos ofrece la crónica de lo que pasó:

“E este año fue en toda la tierra muy grand fambre; e los omes moríense por las plazas e por las calles de fambre... e tan grande era la fambre, que comían los omes pan de grama, e nunca en tiempo del mundo vio ombre tan gran fambre".

Es decir, la hambruna fue lo suficientemente importante y profunda como para que el monarca la considere la más impresionante que el pudiera recordar. Pero la más feroz fue la que se desarrolló en Europa entre los años 1315 y 1317, que afectando a todos los países castigó fundamentalmente a Francia, Inglaterra y Flandes. Todo ello fue debido a lo que se ha dado en llamar “el verano podrido”, por la intensa pluviosidad que tuvo lugar de 1314 a 1316 y los crudísimos inviernos; todo ello fue una auténtica catástrofe para las cosechas, por lo cual se vieron obligados a consumir las semillas guardadas para la siembra, así que la catástrofe fue aún mayor ya que por aquél entonces 8 de cada 10 personas trabajaban en el campo y las tres cuartas partes de la producción se situaban en éste ámbito, por lo que la crisis –en éste sentido- fue fundamentalmente rural.
Los expertos hablan de un cambio climático, exactamente se refieren a cambios en la actividad solar, que provocó una disminución en las temperaturas y menos horas de sol, con la repercusión que esto tiene en las cosechas. De hecho, en 1303 se heló el Mar Báltico y a ésta época se la conoce como “pequeña edad Glaciar”.


Por ejemplo, referido a la primera mitad del siglo XIV, en Francia, se consideran años de hambruna los siguientes: 1304, 1305, 1310, 1315, 1330-34, 1344, 1349-51. Refiriéndose a los años 1314-17, la “Chronique Lyonnaise” afirma que se dieron “magna fames et caristia bladis in Francia et in Burgundia”.
Refiriéndonos a España: La documentación eclesiástica de la Corona de Castilla revela que diversos monasterios se vieron en la necesidad de comprar pan, que escaseaba por los "malos años" que pasaron entre 1331 y 1333. Las fuentes documentales de Cataluña hablan, por su parte, de 1333 como del "mal any primer".
En las Cortes de Burgos de 1345 se dijo que las dificultades que se estaban padeciendo en Castilla obedecían, entre otros factores, a "la simiença may tardia por el muy fuerte temporal que ha fecho de muy grandes nieves e de grandes yelos". Un documento originario de la villa de Madrid, del año 1347, señalaba, asimismo, que la escasez de pan y de otros alimentos obedecía a "los fuertes temporales que an passado ffasta aquí". Finalizamos haciendo referencia a lo que un año después se dijo en las Cortes celebradas en Alcalá de Henares: "por los tenporales muy ffuertes que ovo en el dicho tienpo... se perdieron los ffrutos del pan e del vino e de las otras cosas donde avian a pagar las rentas”.

Así comenzaron a diezmarse las poblaciones, y se fue debilitando la salud de los supervivientes para hacer frente a las enfermedades. Además, se dieron numerosos alzamientos campesinos contra los señores feudales que pretendían seguir cobrando la misma renta pese a la situación.

Bueno, pues debido al tema, hoy os propongo algo bastante ligerito y que además, sirve para aprovechar las lonchas de fiambre que os queden por la nevera.


ENSALADA CATALANA. (Foto casera. Pinchar para ampliar).

Ingredientes: Lechuga (puede ser de las combinadas o la Iceberg, unas lonchas de fiambre: butifarra (yo he puesto de dos tipos que compré en Mercadona –las dos de la derecha de la foto-), jamón york, cabeza de cerdo o jabalí, unas aceitunas (rellenas de anchoa si no se van a poner estas últimas), un tomate, un huevo cocido, unas rodajas de cebolleta, un par de filetes de anchoa (opcional).
Aliño: Aceite, vinagre (mejor de manzana), sal. La proporción para un buen aliño debe ser de 3 cucharadas de aceite por 1 de vinagre; se pone todo en un cuenco, se bate con un tenedor para emulsionarla y se rocía con ella la ensalada en el momento de servirla.

Simplemente en un plato, ponéis primero la lechuga y sobre ella, todo lo demás; el tomate cortado en rodajas, lo mismo la cebolleta, el huevo partido por la mitad o en cuartos, el fiambre un poco “recogido” y las aceitunas. Aliñar y servir.