jueves, agosto 18, 2011

LOS VAGABUNDOS DE LA COSECHA

http://www.youtube.com/watch?v=OavKB7KidIg



Bueno, el presente post es continuación de este otro, en el que señalé que me ocuparía de la obra de Steinbeck: “Los vagabundos de la cosecha”; es un resumen de la anterior.



Se trata de una serie de reportajes que Steinbeck escribió en el verano de 1936 para el San Francisco News; a medida que iba conociendo la realidad, iba descubriendo los rostros de carne y hueso de quienes más tarde se convertirían en los protagonistas –la familia Joad- de su magnífica obra “Las uvas de la ira”.

Así, conoció las chabolas en las que malvivían, los pútridos estanques de los que tomaban el agua y los salarios de miseria. Además, en los archivos del campamento de Tom Collins, Steinbeck pudo leer los informes en los que se recogían las historias de docenas de familias.

“El escritor está obligado a celebrar la probada capacidad del ser humano para la grandeza de espíritu y la grandeza de corazón, para la dignidad en la derrota, para el coraje, para la compasión y para el amor”.
(Steinbeck. Discurso de aceptación del premio Nobel de Literatura en 1962).

En las uvas de la ira, el personaje de Jim Rawley no es otro que Tom Collins, director del campamento de acogida.
Steinbeck es un maestro en la reproducción del lenguaje de los “okies”, y en la recreación de las condiciones miserables en las que vivían.



Comienza Steinbeck señalando cual era el grado de aceptación y de acogida en las poblaciones hacia los emigrantes. Simple y llanamente se les odiaba y despreciaba; nunca se les admitía en la comunidad ni se les permitía integrarse en ella, pero en este caso ya no se trataba de emigrantes extranjeros, como ocurría en el pasado, los cuales eran deportados cuando comenzaban a dar "problemas". Cuando debido a las tormentas, llegó parte de la población rural del medio oeste, se trataba de familias enteras los cuales, por otra parte, no habían sido braceros como los anteriores, sino gentes que habían sido propietarios de sus tierras y que las circunstancias los había convertido en vagabundos a la fuerza trasformándolos, de la noche a la mañana, en una clase sin derecho alguno.

Como la agricultura en California es estacional, lo que hacían las asociaciones de agricultores del estado, era demandar el doble de mano de obra que necesitaba para así poder mantener los salarios bajos; si el bracero se retrasaba un poco y ya no había puesto para él, habría viajado en vano, habiéndose gastado el poco dinero que tenía en el viaje, y teniendo que permanecer allí, muriéndose de hambre.

http://www.youtube.com/watch?v=_M8PoZiOdp8



Poblados de Chabolas.-

Se solían situar a la orilla de un rio, canal de riego o donde quedara a mano una fuente de agua. Las chozas estaban construidas con material de los vertederos de la ciudad: cartón, chapa de bidón, chatarra…Se carecía de jabón para lavar la ropa o, mejor dicho, los andrajos, ya que el dinero no podía dedicarse a esto. Cuando aparecía el frío, solían enfermar de neumonía debido también a la falta de alimentos. Y una expresión se apreciaba en todos los rostros:

“el terror absoluto al hambre que acechaba en los márgenes del poblado y que intentaba colarse dentro” (pp. 14-15).



En caso de declararse una epidemia, como el tifus o la escarlatina, el médico del pueblo se desplazaba para llevarse a los enfermos al hospital de infecciosos, pero nada más se hacía ni aún en los casos de desnutrición o disentería. La mortalidad infantil era elevadísima.

Respecto a los pequeños agricultores, sus relaciones eran amistosas y cordiales y se solían poner del lado de los temporeros frente a los poderosos grupos empresariales agrícolas. Eran estos los que recurrían a los poblados de chabolas para contratar a los trabajadores; las grandes compañías, y las grandes fincas, solían contar con sus propios campamentos para braceros. Poderosas explotaciones, como la Associated Farmers, estaba formada por banqueros, dueños de periódicos, políticos, etc…Contaban con accionistas y en caso de que los pequeños agricultores se negaran a obedecer, éstos corrían el riesgo de que los embargaran o les denegaran los préstamos que necesitaban.

Los Campamentos Privados.-

Respecto a los campamentos, era obligatorio que los temporeros vivieran allí; el alquiler oscilaba entre los tres y los quince dólares. Las casas tenían una sola habitación y no contaban ni con agua ni con tan siquiera una cama. La cocina era de leña y la ducha (siempre agua fría) era a compartir con 400 personas, además de los pozos negros para 100-150 personas.

Estaba continuamente patrullado y cualquier mínima protesta o discursión constituía un acto de resistencia a la autoridad y los deseos del propietario eran ley. Podían matar impunemente a cualquier trabajador.

En la tienda, que era propiedad de la empresa, podían comprar a crédito, pero siempre estaban endeudados ya que el primer sueldo era para el alquiler, etc…y allí llegaban sin nada. Su actitud era odio y desconfianza, sus métodos, la amenaza a punta de pistola.

Todo esto que he indicado, y mucho más, está reflejado en “Las uvas de la ira”. Aquí os dejo la película, por si a alguien no le apetece leer la novela (aunque recomiendo hacerlo, ya que es realmente buena):

http://video.google.es/videoplay?docid=-2783931286302377798&ei=QY8WScKiOYKw2gK7y7jNDQ&q=uvas+de+la+ira&hl=es


“La uvas de la ira” (película íntegra). John Ford


Bueno, pues la receta de hoy está pensada teniendo muy en cuenta el tema del post, así que por eso es muy simple y sencilla.



ENSALADA DE NARANJA

Ingredientes: Naranja en gajos a los que se les tiene que quitar la piel, zanahoria rallada, lechugas variadas, sal, aceite y vinagre.

Distribuir y sazonar, no tiene más.

Nota.- Desde luego se pueden añadir otros ingredientes como cebolla, pimiento rojo e incluso, frutos secos. Y el vinagre puede ser de Módena. A veces, cuando la naranja está un poco amarga, en la mezcla del aliño se añade un poquito de miel.


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