martes, septiembre 26, 2006

JACK, EL VELOCIRAPTOR



https://www.youtube.com/watch?v=BJ84UWCJhJ0



BSO "Copycat"






Este que tiene cara y trazas de malo, malísimo es el Velociraptor. Sería como una especie de Jack, el destripador, del Cretácico. Antes de nada, os daré las características de este bicho.
 

La palabra Velociraptor significa “ladrón ágil” y habitó en los desierto de Mongolia a finales del Cretácico tardío, hace unos entre 73 y 65 millones de años.

Anatómicamente, se caracterizaba por tener una garra afilada y ganchuda en el segundo dedo de la pata, que era dos veces mas larga que la de los otros dedos y se mantenía elevada durante la locomoción. Los músculos pateadores de la pierna y los flexores de los dedos de las patas estaban bien desarrollados y hacían funcionar la garra elevada como una navaja automática mortal. Tenía la cabeza alargada y el hocico chato, con hileras de afilados dientes con los que desgarraba la carne a sus víctimas. Medía 2 metros de largo y 1 de alto. Podía correr a gran velocidad sobre sus largas patas traseras.

Sus presas se quedaban aterradas y tenían pocas posibilidades de escapar. Este animal se apoyaba sobre una pata trasera y atacaba con la otra, usando la cola para equilibrarse. La afilada garra, a modo de espolón, la clavaba en sus indefensas presas, a las que luego despedazaba. Se dice que el mayor enemigo de los Velociraptores eran los Protoceratops, estos herbívoros siempre atraían a cualquier manada de Velociraptores hambrientos listos para devorarlo. Un fósil preserva a un Velociraptor que agarra la cabeza de un Protoceratops mientras intenta cortar su estómago con las garras traseras. El Protoceratops tiene las garras alrededor del brazo derecho del Velociraptor, y quedaron entrelazados en la batalla.

Muchos científicos creen que los Velociraptores atacaban en grupos de 4 a 6 individuos para así poder vencer y matar a un adversario pequeño, como el Protoceratops, o a uno grande.

En la segunda mitad del año 1888, tuvieron lugar en el mísero barrio londinense de Whitechapel, una serie de horrorosos crímenes cometidos por alguien que se hizo llamar “Jack, el destripador”. Las víctimas eran mujeres que ejercían de forma ocasional la prostitución. Los asesinatos típicos de Jack eran perpetrados en un lugar público o semipúblico; la garganta de la víctima era cortada, a lo que le seguía una mutilación abdominal, aunque en algunos casos dichas mutilaciones se extendían a otras partes del cuerpo. La falta de una identidad confirmada para el asesino, ha permitido numerosos comentarios de historiadores e investigadores aficionados (apodados Ripperologists) que apuntaban a un gran número de posibles criminales; últimamente se ha dado a conocer la posible identidad del asesino que según documentos de Scotland Yard, expuestos en el The Black Museum, sería un peluquero llamado Aaron Kosminski, pero no deja de ser uno mas de los, por lo visto, 175 sospechosos. De todas formas, hace un tiempo se apuntó otro posible candidato; el pintor Sickert (1860-1942). Muchas de sus obras muestran escenas que recuerdan vivamente a los crímenes.



Lo más chocante que se dice respecto a la investigación sobre el anterior, es esto: “en un caso, el ADN mitocondrial, que asume proviene de Sickert, no puede ser eliminado pues existe una coincidencia con el ADN mitoncondrial encontrado en una de las cartas enviadas por Jack el Destripador. Críticos de su teoría hacen notar que las comparaciones solo se han focalizado en el ADN mitocondrial, el cual, dependiendo de la opinión del experto de turno, podrían ser compartidos entre el 10% y el 1% de la población. Dado el número de personas que manejó las muchas cartas, encontrar una coincidencia con cualquier muestra de ADN mitocondrial, en un cierto punto, sería altamente probable”.


En las obras de Sickert se respira un ambiente de opresión, de amenaza constante además de miseria; pero esa sensación de desagrado profundo hunde sus raíces en lo atemorizante que tienen. Los cuerpos estan inertes, como sin vida y la figura masculina adquiere dimensiones siniestras. Fijaros bien en las láminas del post; son realmente inquietantes (no os puedo dar los títulos de las obras, excepto el de la última que se llama "Ennui").

 




En esta obra un hombre aparece sentado en actitud quizás desesperada al lado del cuerpo inerte de una mujer la cual, parece tener algo alrededor del cuello que parece ser un collar o una cuerda, pero indirectamente nos recuerda que el destripador siempre seccionaba la garganta de sus víctimas.





Aquí, la mujer parece tener las manos atadas y su expresión no es precisamente de tranquilidad, además parece tener cortes en el rostro y en los brazos. Por otra parte, también aquí la mujer parece tener algo alrededor del cuello y no parece un collar; la figura del hombre resulta amenazante.















En estas dos se ve el paralelismo entre el cuadro del pintor y la fotografía de un crimen real cometido por el destripador; como podréis observar el cadaver tiene una tibia pelada y lo mismo parece en el cuadro. La posición del cuerpo y, concretamente del brazo, no es la misma pero, de alguna forma, lo recuerda.
 
En la siguiente y ya sin mencionar tanto a la mujer como al hombre, fijaros en el cuadro de la pared (pinchando en la lámina y luego en el icono que aparece, lo podréis ver en grande); encima del hombro de la mujer, a vuestra derecha según lo mirais, aparece una especie de máscara o rostro de hombre, con capa negra, bastante siniestro. El rostro de la mujer del cuadro semeja una calavera (el destripador también las mutilaba el rostro: párpados, labios, nariz e incluso la mejilla); un color rojo parece salir de su hombro...





¡En fin!. Que no me gusta nada este pintor fuera o no el destripador. Por otra parte, como ya he señalado, en el Londres victoriano, el barrio de Whitechapel era el lugar más mísero de la gran ciudad. Jack London, en su obra “El pueblo del abismo” lo retrata magníficamente.

Bueno, pues para el presente tema os sugiero la siguiente receta mezcla de un descendiente de los dinosaurios y de lo que seguramente muchos tendrían que tomarse para ver los cadáveres (una copa de coñac):



 




















POLLO DE CORRAL AL COÑAC

1 pollo de corral de 2 kgrs troceado, 1 tomate, 1 cebolla muy picada, 1 cabeza de ajos, 1 hoja de laurel, 1 pimiento rojo, 1 vaso (de vino) de aceite de oliva, 1 copa de coñac, perejil, sal y pimienta blanca molida, tomillo, orégano.

Ponemos aceite en una cazuela que cubra el fondo abundantemente y rehogamos la cebolla muy picada y 3 ajos troceados hasta que se doren. Cuando esté bien dorado, echamos el pollo troceado, 5 dientes de ajos enteros (sin pelar) y el laurel y dejamos rehogar a fuego lento hasta que el pollo esté dorado (30-40 minutos). Añadimos los tomates pelados y troceados y lo dejamos cocer todo junto otros 10 minutos. En un mortero machacamos los ajos que quedan, el perejil y agregamos un chorro de coñac. Esto lo vertemos sobre el pollo y añadimos agua hasta que lo cubra. Echamos sal y dejamos cocer a fuego lento un mínimo de 2 horas. Cuando vaya estando cocido el pollo, una ½ hora antes de terminar, añadimos el pimiento cortado en tiras y si se desea, tomillo, orégano y pimienta blanca molida. Si el pollo queda muy caldoso, lo podemos poner a fuego fuerte los 5 últimos minutos de cocción para que se consuma el líquido (y si esto no es suficiente, sacamos el pollo y dejamos que el líquido hierva el tiempo que haga falta; luego volvemos a meter el pollo, lo dejamos un ratito y ya está). Servir.

Nota.-Si se ve que el pollo es más bien gallazo y a la hora y media de estar cociendo en la cazuela no se ablanda, se le mete un golpe de olla controlando muchísimo el tiempo.

Guarnición.- Se puede acompañar de fritura de pimientos verdes (mejor si son de Fresno) o pimientos del padrón o del caserío, patatas fritas y ensalada de lechuga simple; también se pueden echar, cuando queden ¾ hora de cocción, unas cebollitas francesas y patatitas nuevas.