sábado, noviembre 08, 2008

LA GRAN DEPRESIÓN: EL CRACK DEL 29

http://es.youtube.com/watch?v=JppgeksnrdE


Vídeo-Música: “Brother can you spare a Dime?” (1931).
Las canciones populares, que muchas veces retratan el sentir y preocupaciones de la sociedad, reflejan la triste realidad de aquella época; por ejemplo la que abre este post: “Brother can you spare a Dime?” (“Hermano, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?”), escrita en 1931. Aquí tenéis la traducción de la letra (no es mía, la he cogido de por ahí):

"
Una vez construí una carretera, la hice funcionar
La acabé en una carrera contra el tiempo
Una vez construí una carretera, ahora ya está hecha
Hermano, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?
Una vez construí una torre hasta el sol
Ladrillo y remache y cal
Una vez construí una torre, ahora ya está hecha
Hermano, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?

Una vez iba con traje caqui
Dios, qué look más maravilloso
Lleno de vitalidad dum dum
Medio millón de botas arrastrándose por el infierno
Yo era el crío del tambor
Dime, ¿no te acuerdas?, me llamaban Al
Era Al todo el tiempo
Dime, ¿no te acuerdas?, soy tu colega
Amigo, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?

Una vez construí una carretera, la hice funcionar
La acabé en una carrera contra el tiempo
Una vez construí una carretera, ahora ya está hecha
Hermano, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?
Una vez construí una torre hasta el sol
Ladrillo y remache y cal
Una vez construí una torre, ahora ya está hecha
Hermano, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?

Una vez iba con traje caqui
Dios, qué look más maravilloso
Lleno de vitalidad dum dum
Medio millón de botas arrastrándose por el infierno
Yo era el crío del tambor
Dime, ¿no te acuerdas?, me llamaban Al
Era Al todo el tiempo
Dime, ¿no te acuerdas?, soy tu colega
Amigo, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?".








La Gran Depresión del 29, que tanto afectó a Europa y América Latina, además de hundir a Estados Unidos en la más absoluta miseria, fue y se ha convertido en la gran maestra a la que se recurre en tiempos de crisis económica, ya que nunca en la historia de la humanidad ocurrió algo semejante ni ha vuelto a ocurrir. Por eso creo que es necesario conocerla, tanto las causas como las soluciones que se dieron para salir de ella. Algunas causas que llevaron a esa crisis nos resultarán conocidas, pues por desgracia, parece que algunos no aprenden de la historia; pero también es necesario señalar que muchas de las medidas que se están tomando son las mismas que resultaron eficaces para salir de ella, así que es muy probable que no tengamos que vivir las situaciones a las que se llegaron en aquella época y que os mostraré, aunque el paro está muy claro que ya está aumentando. Pues dicho esto, entro en el tema.







El jueves 24 de octubre de 1929 (conocido como Jueves Negro), en la Bolsa de Nueva York el índice Dow Jones cae un 9%, el Lunes (cae un 13%) y Martes Negros (28 y 29 de octubre) días de gran deterioro, es cuando cunde el pánico.

Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos había reemplazado a la vieja Europa en el liderazgo financiero e industrial; y así desde hacía 10 años en USA se vivía despreocupadamente, de hecho ¿quién no ha oído hablar de los “felices años 20”?. El invento de Ford de la producción en cadena junto con otras innovaciones en la producción hizo que los precios bajasen; esto unido al incremento de los créditos al consumo, el aumento de los sueldos, la aparición de los bancos en todas las ciudades, etc...hizo que se diera un crecimiento de un 5% que se mantuvo durante toda la década. Pero si bien favoreció a casi todos los sectores, sin embargo no fue lo mismo para la agricultura; aquí se da una caída de los precios, los stock se acumulan y los agricultores ya no pueden con las deudas. Todo ello debilita al sistema.

Esa aparente prosperidad hace que la banca de USA preste sus dólares a todo el mundo; además desde 1927 las clases modestas compran acciones a crédito (se permitía hasta un 90% de su precio) por medio de pequeños y medianos bancos –unos 24000- que lo emplean en inversiones especulativas de alto riesgo. Todo esto hace que suba la Bolsa, pero no se trata más que de una Burbuja Especulativa creciente y así comienza a fallar la maquinaria verdadera. En 1928 el presidente Hoover junto a su Secretario del Tesoro Mellon, intentan frenarlo, pero la Bolsa lo aguanta pese a que una de las medidas fue la subida del tipo de interés.







El 25 de octubre, tras 10 días de bajada de la Bolsa, 13 millones de títulos cambian de mano (un volumen que era el triple de lo normal). Ya desde comienzos de la semana siguiente se da una asfixia de la Bolsa; los bancos intentan subir los precios y gastan todas sus reservas en ello. Es el comienzo de la pesadilla para los pequeños inversores, para cientos de miles de depositantes de los pequeños bancos y para los trabajadores de empresas precarias. Los agentes arrastran a los bancos que les habían prestado dinero estando en la ruina, estos habían cubierto sus activos con acciones que ya no valían nada y que les lleva a la insolvencia; además, la política restrictiva del gobierno provoca un encarecimiento de los créditos insoportable para las empresas cuyos pedidos ya habían bajado. Por otro lado se da un aumento de las hipotecas que deprime al mercado inmobiliario; el paro se va extendiendo y para los que están más bajo en la escala social, la violencia del choque es insoportable. El 25% de los trabajadores perdió su empleo y los salarios bajaron un 60% y miles de bancos y negocios fueron arrasados.







Evidentemente, esto afectó a todo el mundo que tenía conexión con USA; por ejemplo América Latina cuyo principal cliente eran los Estados Unidos o Japón que vio reducida drásticamente sus exportaciones, por no hablar de Europa. Sin embargo es aquí, concretamente en Inglaterra, donde un genial economista, Keynes, supo dar con las causas y soluciones. Para Keynes había fundamentalmente dos errores:

a) Con el interés del 9% y la no liquidez del sistema se provoca una asfixia; el ministro Mellon provocó el cierre de cientos de bancos y en 1933 había un 35% menos de masa monetaria por lo que las gentes se vieron obligadas a recurrir al trueque y a los bonos de compra.

b) El Proteccionismo.- Mientras el Dólar buscaba la paridad con el oro a cualquier precio, arruinando la capacidad exportadora, se impuso una tasa aduanera que llegó a elevar el precio a un 40% más (Smoot Hawley) para así evitar la caída de los precios. Esto lo imitan Inglaterra y Japón y todos se ven afectados.

Pero en 1933 el nuevo presidente de USA, Roosevelt, cambia las cosas: reforma bancaria y laboral, bajada de los tipos de interés, ayudas al campo, etc...son las medidas adecuadas que hacen que a finales de 1933 el paro comience a bajar, pero no se recupera del todo y en años sucesivos habrá muchos altibajos. Es el New Deal, aunque es necesario decir que algunos autores consideran que esto no solucionó nada y que la auténtica salida vino de la mano de la Segunda Guerra Mundial.

La creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se hizo para prevenir algo así en el futuro.

Para conocer mejor el tema, aquí os dejo estos links, el primero es muy bueno y completo; se trata de una página dedicada exclusivamente a ella que contiene incluso bibliografía sobre el tema:

http://www.grandepresion.com/







Por mi parte, he intentado localizar un par de libros que me interesan mucho, pero sin éxito. Uno de ellos es “Apenas ayer” de Lewis Frederick Allen, y el otro “El día en que se hundió la bolsa”, de Thomas Gordon. El de J. Galbraith, “El crash de 1929” sí se encuentra; está en la editorial Ariel.

Durante esa época, el grado de miseria que se alcanzó fue enorme; millones de personas habían perdido sus empleos y con ello vivienda y alimento. Las fotografías de la época son un fiel testigo de aquel horror; las gentes hacían lo que fuera por poder comer y así uno de los espectáculos más bochornosos, crueles e inhumanos que se dieron fueron las maratones de baile, magníficamente retratados en la obra de Horace McCoy, “¿Acaso no matan a los caballos?”(1935), y llevado al cine por Pollack en “Danzad, danzad malditos” (1969), (abajo tenéis unas secuencias, adaptadas a la época y también a otros intereses, pero que retrata bien como debió de ser, por basarse en la novela).



http://es.youtube.com/watch?v=rPWIQQmbpKM


Y aquí otra secuencia que aunque no esté traducida las imágenes hablan por sí mismas:
http://es.youtube.com/watch?v=XjnxiEvKEIo









Las maratones de baile consistían en pruebas de resistencia en la que las parejas bailaban casi sin parar durante cientos de horas compitiendo por el premio o simplemente por tener durante un tiempo techo y comida, reflejando así la desesperación de muchas personas durante esta etapa de la Gran Depresión, ya que se alimentaban 12 veces al día: harina de avena, huevos, tostadas, naranjas, leche...lo cuál era un gran aliciente en una época en la que muchos no podían conseguir pan.







Los concursantes estaban obligados a estar en movimiento 45 minutos de cada hora las 24 horas del día; en ese cuarto de hora restante de cada hora, tenían que hacer todo: asearse, dormir...todo lo demás, a las concursantes que se quedaban profundamente dormidas y no se despertaban pasados 11 minutos, se les daban a oler sales aromáticas y se las abofeteaba para que se despertasen y a los hombres se les echaba a una bañera con agua helada. Si durante el baile las rodillas de alguno tocaba el suelo, era inmediatamente descalificado. Las parejas concursantes debían buscar un promotor local que a cambio de hacer publicidad de la empresa les pagaban una pequeña cantidad de dinero.







Contaban con servicio médico, pero frecuentemente se veían casos de estados de fatiga parecidos al coma; delirios de persecución, histerias, colapsos...

Estos maratones tenían espectadores; el precio de la entrada era de 25 centavos. Cuando el público mermaba sensiblemente o dejaba de asistir, los organizadores buscaban atraer de nuevo la atención programando “acontecimientos” tales como eliminación de los 15 minutos de descanso, bodas o carreras.







En muchos lugares fueron prohibidos tanto por razones morales como por razones humanitarias, pero continuaron existiendo.







Como ya he señalado, la obra de Horace McCoy lo refleja perfectamente. La historia cuenta la tragedia ocurrida durante un maratón de baile en la Norteamérica de la depresión económica de los años treinta. Gloria, una de las participantes, cansada de buscar trabajo sin éxito, pide a su compañero que la libere de su sufrimiento pues aunque ella quiere morir, no tiene valor para matarse. Robert se apiadará de ella como si de un caballo herido se tratara, rememorando lo que hizo su abuelo cuando la yegua Nellie se rompió una pata: “Al día siguiente, el abuelo me explicó que él también quería a Nellie, pero que no había tenido más remedio que matarla. “Era lo mejor que podía hacer –dijo-, el pobre animal ya no habría podido hacer nada más. Era la única manera de acabar con sus sufrimientos...”.

Aquí os dejo dos links sobre el libro; respecto al primero solamente señalar que respecto a la edición, hoy lo podéis encontrar en la editorial Punto de lectura. Zona negra, nº 12. (Es un libro de bolsillo y su precio es de 7 Euros).
http://es.shvoong.com/books/1691710-acaso-matan-los-caballos/

Sé que el tema es polémico y que por desgracia, de cierta manera, aborda también uno de los temas que hoy en día más nos puede preocupar, que es el de la eutanasia. Para aclarar las cosas y evitar equívocos, diré que yo NO estoy a favor de ella y que el tema del post es la crisis y la desesperación que se deriva de la miseria. NO es la eutanasia, ni el suicidio.

Por otra parte y ya tratando el tema de los espectáculos más sanos, el cine lo que hizo salvo excepciones fue tratar de evadir o ilusionar a las gentes o bien ejercer una especie de catarsis mostrando películas de terror que daban más miedo que la propia realidad. Aquí os dejo un link muy bueno sobre el cine en los años 30:

http://www.guzmanurrero.es/index.php/Cine/Historia-del-Cine-V.-Los-anos-30.html

En este post me he centrado en el crack bursátil y sus consecuencias de miseria en el entorno urbano, pero el próximo post dedicado al tema tratará sobre otro elemento importantísimo de la Gran Depresión que fue el llamado “Dust Bowl” o “Cuenca del polvo” y del éxodo de miles y miles de granjeros a California, también en busca de trabajo y pan.

Bueno, pues respecto a la receta de hoy, la verdad es que da un poco de reparo hablar de comida cuando se trata de semejante tema, pero por esa razón es muy sencilla y económica; la verdad es que no puede ser más barata y fácil de hacer e ideal para momentos de crisis.




SOPAS DE AJO A LA LEONESA. (Foto casera. Pulsar para ampliar).

Ingredientes (para 4 personas):

200 grs. de pan de hogaza de centeno reposado de dos días, litro y cuarto de agua, 4 dientes de ajo grandes, una cucharada de manteca de cerdo o un trozo de unto, media cucharada de pimentón y sal gruesa.

Picar las sopas finas (el pan) y repartirlas en las escudillas de barro. Hervir el agua con la sal. Machacar en el mortero los ajos con la manteca o unto y un poco de sal gruesa, hasta que sea una pasta. Añadir el pimentón y mezclar. Echar dos o tres cucharadas de agua hirviendo en el mortero para disolver bien el majado. Añadir la mezcla del mortero al agua hirviendo, remover y apartar del fuego. Echar el caldo hirviendo sobre el pan que tenemos reservado en las escudillas de barro. Dejar reposar unos minutos cubiertas con un paño o tapadera.

Nota.- Las sopas originales se hacían con este tipo de pan y grasa (ahora se pueden hacer con pan blanco y aceite); el pan blanco escaseaba y el aceite de oliva se utilizaba para las ensaladas. La receta está sacada de una colección de recetas publicada por el Diario de León, para la colección “Cocinar como las abuelas leonesas”. Aquí os dejo un soneto dedicado a las sopas de ajo leonesas:

“Humildes nacen y humildes fogones
las cocinan; con pimentón y sal
condimentadas, nunca sientan mal
a quien del hambre sabe las razones.

Se reparten las sopas en tazones
de barro, cuando el agua da señal
de empezar a hervir el vendaval
del ajo que calientan los carbones.

Y si la noche muerde con el frío
la fría soledad de las plazuelas,
las sopas nos convocan con su brío;

brotan historias que hilan las abuelas
en torno de la lumbre en filandones
que serán la mejor de las escuelas.

Nada enseña mejor lo que es la vida
que las sopas de ajo cuando el hambre
las condimenta en cuentos y en cazuelas”.
Julio González Alonso.

Nota: 1.- Filandones.-Nombre que reciben las reuniones nocturnas e invernales en los pueblos leoneses, en las que los hombres reparan aperos de labranza, las mujeres hilan, los niños juegan y que se aprovechan para, al amor de la lumbre, contar historias y cuentos sobre las costumbres, los lobos, las janas y otros temas. Las janas son las ninfas que viven en el agua: arroyos y demás; a veces se las asocia con las lamias.

http://leonwiki.lazorrera.com/Sopas_de_ajo_a_la_leonesa